Peregrinación por la vida: Getafe encomienda a los niños no nacidos al Padre - Alfa y Omega

Peregrinación por la vida: Getafe encomienda a los niños no nacidos al Padre

Este sábado, monseñor Joaquín María López de Andújar presidirá la Peregrinación por la vida, que la diócesis de Getafe organiza desde hace cinco años. Durante este acto, se encomendará a los niños muertos por aborto –natural o provocado– a la misericordia del Padre. Muchas mujeres que han abortado concluyen así su proceso de sanación en el Centro de Orientación Familiar

María Martínez López

«Podéis confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su misericordia». Esta frase de san Juan Pablo II en la encíclica Evangelium vitae es la inspiración de la Peregrinación por la Vida, que organiza este sábado, en Cubas de la Sagra, la Delegación de Familia y Vida de la diócesis de Getafe.

El padre Álvaro Ojeda, responsable de estas diócesis, explica que esta iniciativa surgió en el santuario francés de la Virgen de Cotignac. «Allí es religiosa una hermana de la persona que lo ha organizado aquí, el padre de un sacerdote de la diócesis». En Getafe, «llevamos celebrándola cinco años».

La peregrinación comienza en la Casa de Espiritualidad de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, a las 11 de la mañana. Desde allí, partirá una marcha penitencial hasta el santuario de Santa María de la Cruz (Convento de la Santa Juana), durante la cual se rezará el Rosario. Una vez en el santuario, el obispo diocesano, monseñor Joaquín María López de Andújar, presidirá la Eucaristía a las 12:15 horas.

El objetivo de este acto es «pedir por los niños no nacidos, tanto por aborto natural como por aborto provocado. Antes del ofertorio, toda la asamblea pide por estos niños, presentando un papel en el que han escrito un nombre. Puede ser el nombre de un niño conocido, o el nombre que se pone a un niño que haya fallecido por aborto pero al que no se conoce. Estos papelitos se quedan en el convento de las clarisas, para que ellas recen por ellos y sus madres».

A la marcha acude «gente sensibilizada con la defensa de la vida, mujeres que han perdido niños de forma natural, y también mujeres que se arrepienten de un aborto provocado, han llevado un proceso de sanación en el Centro de Orientación Familiar (COF) y terminan este proceso» poniendo nombre a sus hijos y encomendándolos al Padre. «Al final, se termina con una procesión de velas, en la que cada vela representa a un niño».