Zenit o la sátira brutal del periodismo moderno - Alfa y Omega

Parto de la base de que soy la redactora jefe del semanario Alfa y Omega, que se encarta los jueves en el Diario ABC. Empiezo así este texto porque en un momento de la sátira periodística que es Zenit, unas veces más acertada que otras, la directora del medio de comunicación se equivoca de puerta y llama a la del periódico ABC. Allí se encuentra con una redacción de mitras y señores persignándose mientras le dan a la tecla. Yo rezo, y orgullosa me hallo de ello. Pero no se preocupen, no lo hago mientras escribo, que para eso necesito todas las manos, no vaya a ser que me salte alguna letra y luego se lea cosa bien distinta.

Dicho esto, sátira por sátira, reconozco que como periodista la obra dirigida por Ramón Fontserè me dejó bastante tocada. Reconocí en el texto muchos errores de esta nuestra querida profesión en el siglo XXI que nos ocupa. Para contar los grandes hitos de la humanidad no se necesitaron móviles ni parafernalia tecnológica: tan solo tinta y pluma, unos oídos abiertos y unos ojos atentos a lo que ocurría alrededor. Ahora nuestra querida Siri nos facilita el trabajo, los reportajes se escriben delante de un ordenador sin contrastar apenas la información (es «el timo de los jodidos periodistas de sofá», dirá Martín, magníficamente interpretado por Fonteserè) y la inmediatez ha vencido la partida a la veracidad. En todo esto, representado impecablemente por Joglars, estoy de acuerdo. Lo firmo, porque lo vivo. Cada vez que salgo a la calle en busca de una historia me dan ganas de llorar de la emoción.

El siguiente paso es el apocalipsis que refleja Zenit cuando un pobre corresponsal en Darfur llama a la redacción y su tema del hambre, la muerte y la sequía no tienen cabida… gracias a Dios no lo veo a mi alrededor, aunque sé que pasa. Al menos en mi mesa siempre será una noticia a tener en cuenta. Y en muchas otras redacciones que conozco. Pero por desgracia, cuando uno investiga las noticias más vistas de los diarios online, es fácil que siempre esté entre las top la ruptura -o no- de Busta y su Paula o la última chorrada de las Kardashian. Es la sociedad líquida de Bauman en estado puro. La sociedad egocéntrica, la sociedad del entretenimiento. Poco pensar, que duele la cabeza.

La búsqueda del morbo inhumano en la edición de un video, los viandantes cámara en mano como nuevos informadores de todo lo que nos rodea, la pérdida de la intimidad, el humanoide que busca una relación con su aparato tecnológico… todo esto y más en una hora y media trepidante que nos recordará a todos, periodistas y espectadores, que la inmediatez nos ha devorado. Ya no hay vuelta atrás. Martín, el pobre plumilla de los 80, atrapado en un mundo que le abruma, recuerda que hay que comprobar los hechos. Que hay que cuidar de este cuarto poder, oficio imprescindible para la democracia. Que la basura nos ha fagocitado. Que hay goteras en nuestro techo. Y mientras, Tchaikovsky.

Gracias por esta dosis de realidad aumentada. Aun con nuestras diferencias… da que pensar.

Zenit

★★★★☆

Teatro:

Teatro María Guerrero. Centro Dramático Nacional

Dirección:

Calle Tamayo y Baus, 4

Metro:

Banco de España, Colón, Chueca

Hasta el 9 de abril