La ausencia o empecemos por que no estás - Alfa y Omega

Recordando al gran Buero Vallejo podríamos llamarla Historia de una habitación. O de un baúl y una maleta. O historia de tres hermanos y una despedida. Esta obra podría titularse con muchas historias porque es, precisamente, la historia de muchos. Difícilmente el espectador no encajará en algún instante ese retazo de recuerdo que escalofría la espalda: la infancia en el caserón de pueblo, de paredes anchas y buhardilla llena de oportunidades; bicis hasta el río, compañeros de fatigas y riñas al volver a casa con las rodillas desolladas. El hermano con la misma educación pero deseos contrapuestos; el pequeño con el alma de cuidador, la permanencia del baúl que acoge entre sus brazos todos los recuerdos y enseres de una vida, para que quien los necesite los tenga al alcance de la mano; el mayor con el espíritu de la maleta, un mundo ahí fuera por descubrir y lo básico para sobrevivir. La ausencia inesperada de alguien amado, el vacío que deja la no presencia, «empecemos por que no estás».

Horacio vuelve a casa tras la muerte de su madre. Parece que si no la nombra, el dolor no se clava. Fotos de sus últimos descubrimientos, cachivaches únicos… trae la maleta plagada de momentos excesivos, de esos que se empeña en experimentar para anestesiar el corazón. En la habitación, su habitación, está Alberto, cinco años más joven y ahora el cabeza de familia. Sara, la hermana pequeña, se ha quedado huérfana prematuramente y Alberto ha adoptado el rol de padre, madre, hermano, consejero y amigo. Él y su pareja, Soledad, han desafiado al tiempo y han quemado etapas. Se han convertido en padres sobreprotectores y guardeses del hogar familiar. Que no se mueva ni una teja, no vaya a ser que el recuerdo desaparezca.

Y es aquí donde comienza, en ese encuentro puntual y demasiado inesperado, ese drama familiar con pinceladas de cotidianeidad que es esta obra, dirigida por Carlos B. Rodríguez Bartolomé y producida por Bululú2120. Egoísmo, herencia, incomprensión, dolor, mucho amor por demostrar y, sobre todo, miedo, son los ingredientes con los que se adereza un montaje que no deja indiferente al espectador. Cuatro actores bárbaros —Borja Minaya, Helena Nievas, Pablo Ríos y Paula Susavila— nos hablan al oído de historias pasadas y presentes, de nuestras propias miserias y también de aquello que quisimos hacer y no nos atrevimos. O de lo que nos arrepentimos.

La conclusión es que el tiempo no vuelve atrás y las decisiones que tomamos —o que nunca ejecutamos— marcarán, irremediablemente, el devenir de nuestra vida. O de nuestra muerte. Pero sobre todo, y ante todo, que el amor es la única manilla capaz de sobrevivir al tiempo que deshace los relojes. Gracias a Guillermo de la Puente por un texto profundo, necesario, directo, que hace reflexionar sobre las únicas cosas importantes de la vida, aquellas que recordaremos cuando nuestro tic tac empiece a temblar.

Empecemos por que no estás

★★★★☆

Teatro:

Sala Bululú

Dirección:

Calle Tarragona, 17

Metro:

Palos de la Frontera, Delicias