Yolanda Díaz: «Necesitamos espacios de debate para reforzar nuestra democracia» - Alfa y Omega

Yolanda Díaz: «Necesitamos espacios de debate para reforzar nuestra democracia»

La vicepresidenta del Gobierno ha recordado en el congreso Iglesia y Sociedad Democrática de la Fundación Pablo VI el magisterio pontificio sobre el trabajo

Redacción
Foto: Europa Press / Isabel Infantes.

«Necesitamos espacios para el debate, de intercambio de ideas, para reforzar nuestra democracia y hacerla más sólida». Así comenzó la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, su saludo a los participantes en el II Congreso Iglesia y sociedad democrática. El mundo que viene, que se celebra desde este miércoles en la Fundación Pablo VI.

Díaz, que se ha definido como una «firme defensora del diálogo», tuvo que declinar a última hora su participación el congreso –en el que iba a intervenir en la mesa sobre economía y trabajo junto al obispo de Bilbao, Joseba Segura; el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y el vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor– por su asistencia a la toma de posesión de Gabriel Boric como presidente de Chile.

La dirigente recordó su encuentro con el Papa Francisco, «con el que tuve ocasión de hablar de la igualdad como eje vertebrador de todas las políticas: igualdad en el acceso a los servicios básicos como educación y sanidad, igualdad fiscal, igualdad de los pueblos, o la imprescindible igualdad entre mujeres y hombres». Muchos de estos objetivos, añadió, «sé que nos acompañan» desde hace tiempo, y puso como ejemplo que en este mes de marzo se cumplen «55 años de la publicación de la encíclica Populorum progressio», donde «el Papa Pablo VI habló con firmeza sobre la brecha entre ricos y pobres, sobre la erradicación de las desigualdad, o sobre la perversidad de un orden económico injusto que arruinaba vidas y expectativas».

Fue así como el Pontífice, constató Díaz, «nos animó a la defensa de una trabajo inteligente y libre, humano… a la cooperación en el bien común, y a la voluntad de paz, recordando las obligaciones de que quien más tiene puede aportar a la prosperidad colectiva». Finalmente Díaz, en su mensaje, centrado en el magisterio papal sobre el trabajo, recordó que Pablo VI «reivindicó el necesario pluralismo de las organizaciones profesionales y sindicales, y en el fondo de aquel texto latía un mandato: la solidaridad universal es un derecho y un deber».

Trabajo digno

El secretario general de UGT, en alusión al saludo de la ministra, recalcó que la figura del Papa Francisco «representa esperanza, ilusión, cambio, reparto de riqueza y del bienestar, pero creo que lo representa porque es un hombre que se explica». Y añadió que si se ven encíclicas de otros Pontífices, «esto siempre ha formado parte de la doctrina social de la Iglesia».

El obispo de Bilbao y economista, Joseba Segura, destacó, por su parte, que el acuerdo por la reforma laboral «es un ejercicio de diálogo que esta sociedad necesita, y que va a suponer una mejora de las condiciones de trabajo de muchas personas en este país, y una estabilidad que el mercado en España requiere». El vicepresidente de la CEOE declaró que «conseguir que haya un trabajo digno lo tenemos que lograr entre todos».

En el debate posterior, se pusieron sobre la mesa temas como la transformación del trabajo que se está viviendo en estos momentos. «La realidad es que los tipos de trabajo se están fragmentando cada vez más». Pepe Álvarez recordó que la pandemia ha instalado formatos como el teletrabajo, o trabajo por objetivos, la propuesta de la semana de cuatro días o la deslocalización, «cambios radicales en poco tiempo que nos cuesta asumir, pero que hay que dotar de derechos».

La formación adecuada al mercado laboral fue otro de los temas a debate. «El sistema educativo español necesita cambios importantes», donde la «formación profesional es la gran asignatura pendiente». «Si de verdad queremos cambiar el modelo productivo que necesita la nueva economía hay que hacer una revolución en ese sentido». El problema, aseguró, es «de decisión, de falta de interés».

Finalmente, el obispo de Bilbao constató que el rol de la Iglesia se centra en acompañar y generar oportunidades para «la gente que está en situación de debilidad, porque son migrantes o tiene un puesto de trabajo precario», algo que se hace a través, por ejemplo, de instituciones como Cáritas. Al hilo de la formación, Segura recalcó que «es fundamental que se forme bien a la gente y se haga una defensa del humanismo». Y aludió, para concluir, al ejemplo de la llamada Economía de Francisco, porque «no tenemos la respuesta sobre cómo organizar el futuro del trabajo, pero estamos convencidos de que podemos hacer experiencias significativas, como son por ejemplo los proyectos de pequeña financiación, que tan bien funcionan en continentes como el africano».

Pilar Alegría: «Solo nuestros valores nos mantendrán en la senda del progreso»

La ministra de Educación, Pilar Alegría, envió un vídeo en el que calificó de «loable este propósito de fomentar el diálogo entre la Iglesia y la sociedad, un objetivo que suscribo plenamente». En su alocución, en la que analizó brevemente el papel de la educación en la sociedad del futuro, aseguró que «en un mundo de cambios acelerados y dramáticos, resulta casi una temeridad atreverse a imaginar el porvenir», pero «es nuestra obligación imaginar ese futuro deseable, para orientar los esfuerzos de hoy y dar sentido en el mundo de la educación».

En plena transformación, «la única manera de afrontar los dilemas es guiarse por valores fundamentales que creen valor para el futuro de la sociedad». La educación «será cada día más importante en la sociedad de los tiempos venideros; será más personalizada porque existen recursos; será más equitativa, y más profunda en valores, actitudes y competencias para convivir en sociedad». La ministra recalcó que «solo nuestros valores nos mantendrán en la senda del progreso y la convivencia democrática».

Lo que sí está claro, aseguró, es que la educación del futuro «estará más centrada en el cuidado, el afecto, el respeto y la colaboración con otros». «Aprendiendo de nuestra experiencia, estando abiertos a la innovación y a los objetivos a largo plazo, lograremos una educación de calidad, inclusiva y equitativa. Y eso no estará lejos de las aspiraciones de la mayoría de la ciudadanía», concluyó.