Yo soy don Quijote de la Mancha - Alfa y Omega

Si hay un clásico entre los clásicos de la literatura española, ese es Don Quijote de la Mancha, nuestra obra más internacional, editada por primera vez en Madrid en 1606 gracias a la recién inventada imprenta. Desde entonces, no ha parado de traducirse a todos los idiomas y tiene casi tantas ediciones como la Biblia. El hidalgo caballero y Sancho Panza son sus protagonistas. El creador, nuestro querido Cervantes, es coetáneo y comparable a otro grande, el inglés Shakespeare, tanto que ambos genios murieron el mismo día del mismo año: el 23 de abril de 1916.

Yo soy don Quijote de la Mancha se estrenó el pasado verano de 2012 en el Festival de Almagro y, tras su gira por varias ciudades españolas y algunos Festivales —San Javier en Murcia y Olmedo en Valladolid—, llega ahora al Teatro Español, uno de los más céntricos y con más solera de Madrid.

Foto: Guillermo Casas

El dramaturgo José Ramón Fernández nos presenta esta nueva versión y adaptación de El Quijote, que mantiene la belleza y hondura de los textos clásicos y conserva la emoción de las escenas más conocidas, salpicadas con un toque de humor. La versión retoma un recurso peculiar como es el metateatro, es decir, el teatro dentro del teatro. Los actores representan a actores que a su vez van a representar El Quijote, y este recurso acerca a los actores al espectador y da ocasión de mencionar a grandes literatos clásico y contemporáneos como Goethe, Tirant lo Blanc, Juan Rulfo, Pasolini o Unamuno.

No faltan las aventuras en la posada, con los gigantes que en realidad son molinos, los ejércitos que son rebaños, su Rocinante y el amor que le inspira la bella Dulcinea del Toboso. La puesta en escena bastante sencilla; un único escenario y 4 actores, 3 personajes y un violonchelista.

Foto: Guillermo Casas

El papel de Don Quijote está interpretado por el inigualable José Sacristán, que borda el papel. No es la primera vez que representa a este personaje; ya se metió en su piel en El hombre de La Mancha, el musical que arrasó en la Gran Vía de Madrid en los 90 junto a Paloma San Basilio. Además de Fernando Fernán Gómez, es el actor que más nos recuerda al hidalgo caballero, entre otras cosas por su voz grave. Sin embargo sí es la primera vez que actúa en el Teatro Español, un escenario que hasta ahora sólo conocía como parte del público, y se siente feliz por ello. Junto él, su inseparable Sancho Panza, representado por Fernando Soto. El personaje que más se aleja del texto clásico es el de la hija de Sancho, llamada Sanchica, interpretado por Almudena Ramos, una actriz medianamente principiante, que sin embargo engancha y se luce, y hace de punto de encuentro entre su padre y el caballero, entre el idealismo ingenuo y el realismo pragmático. Todos ellos están acompañados en el escenario por el violonchelista José Luis López, que pone la banda sonora de la obra y algún gesto interpretativo en algunas escenas clave.

Esta nueva versión firmada por el dramaturgo José Ramón Fernández, y dirigida por Luis Bermejo es un buen trabajo escénico que rescata el referente moral y ético que emana de la obra cervantina. Plantea cuestiones relevantes como ¿qué es ser un Quijote hoy en día? ¿A qué hace alusión? La obra no nos refiere a una persona ingenua, sino que recupera su sentido más amplio y profundo, el de una persona noble, leal, que sólo piensa en hacer el bien a los desvalidos, los huérfanos y las viudas, en vez de aprovecharse de las situaciones para interés propio. Un hombre que lucha sin descanso por la justicia, pese a sus fracasos, y no guiado por la recompensa, sino por el fin en sí mismo, por el deber de todo caballero. En ese sentido, un Quijote es ese individuo idealista que se enfrenta a cualquier riesgo con tal de defender unos principios.

Foto: Guillermo Casas

Sancho representa el polo opuesto, el realismo pragmático, un hombre humilde, sin cultura, que sin embargo está lleno de sabiduría popular y aporta el sentido práctico del día a día. Fiel al texto, estos dos personajes aparentemente antagónicos crecen y se enriquecen mutuamente con el trato. Don Quijote y Sancho se contagian su manera de entender la vida, con una simbiosis entre los dos protagonistas y lo que simboliza cada uno, el idealismo imaginario y el realismo pragmático. Este Quijote refresca los principios morales y llega al corazón de la gente, y por ello es altamente recomendable.

Yo soy don Quijote de la Mancha

★★★★☆

Teatro:

Teatro Español

Dirección:

Calle del Príncipe, 25

Metro:

Sol, Antón Martín

REPRESENTACIÓN TERMINADA