¡Ya es doctor! El Papa propone a las nuevas generaciones «la imponente estatura cultural y espiritual de Newman»
En la Eucaristía del Jubileo del Mundo Educativo, León XIV ha subrayado la enseñanza cultural y espiritual de Newman al proclamarlo doctor de la Iglesia y copatrono de los educadores. Ha animado además a los centros educativos a «ayudar a todos a ser santos»
«Acogiendo el deseo de muchos hermanos en el episcopado y de muchos fieles de todo el mundo, tras consultar al dicasterio para las Causas de los Santos, tras una larga reflexión y habiendo alcanzado una plena y segura convicción, con la plenitud de la autoridad apostólica, declaramos a san John Henry Newman doctor de la Iglesia universal». Esta ha sido la fórmula con la que, ante la alegría de los fieles presentes, el Papa León XIV ha sumado al converso inglés en el elenco de los ya 37 santos cuya enseñanza se considera «eminente» y «universal». El Santo Padre ha subrayado en la celebración, de hecho, «la imponente estatura cultural y espiritual de Newman».
Este significativo momento ha tenido lugar durante una Eucaristía en la plaza de San Pedro en la que han coincidido la solemnidad de Todos los Santos, el Jubileo del Mundo Educativo y el doctorado de Newman. León XIV ha querido hacer coincidir estos dos últimos acontecimientos, que ha aprovechado para proclamar al nuevo doctor también como copatrono de los docentes.

En la homilía, León XIV ha definido como «una gran alegría» ambos pasos. «La imponente estatura cultural y espiritual de Newman servirá de inspiración a las nuevas generaciones, con un corazón sediento de infinito, dispuestas a realizar, por medio de la investigación y del conocimiento, aquel viaje» que lleva «a través de las dificultades, hasta las estrellas».
Es un ejemplo, en la solemnidad de este sábado, de cómo «la vida de los santos nos da testimonio de que es posible vivir apasionadamente en medio de la complejidad del presente, sin dejar de lado el mandato apostólico» de brillar «como haces de luz en el mundo». Un llamamiento que ha dirigido de forma reiterada a los educadores e instituciones educativas para que lo hagan mediante la investigación y el servicio a los jóvenes, especialmente los pobres.
«Laboratorios de profecía»
El Papa ha definido los centros educativos como «laboratorios de profecía, donde la esperanza se vive, se manifiesta y se propone continuamente». También aquí sirve el modelo cultural y espiritual de Newman. Recordando su célebre oración «guíame, oh luz amable, entre las tinieblas que me rodean», ha subrayado que «es tarea de la educación ofrecer esta luz amable a aquellos que, de otro modo, podrían quedarse prisioneros de las sombras particularmente insidiosas del pesimismo y el miedo».
Para ello, ha invitado a desarmar «las falsas razones de la resignación y la impotencia», en un «presente oscurecido por tantas injusticias e incertidumbres». Frente a ellas, «difundamos en el mundo contemporáneo las grandes razones de la esperanza» señalando las «constelaciones que transmiten luz y orientación». Porque «a veces, los retos actuales pueden parecer superiores a nuestras posibilidades, pero no es así».
El Papa también ha exhortado a hacer de todas las iniciativas educativas, desde las universidades hasta los proyectos informales, «los umbrales de una civilización del diálogo y la paz». Y ha advertido de que «la calidad evangélica de nuestra educación» depende también de cómo se responda a la pregunta de si «los menos dotados» o los débiles «no tienen nuestra misma dignidad».
Bienaventuranzas, «enseñanza por excelencia»
Comentando el Evangelio del día, el Santo Padre ha definido las bienaventuranzas como «la enseñanza por excelencia» del «maestro por excelencia» que ilumina «todas las formas de conocimiento». Sobre su contenido, ha reconocido que «a primera vista, parece imposible declarar bienaventurados a los pobres, a aquellos que tienen hambre y sed de justicia, a los perseguidos o a los trabajan por la paz».
Sin embargo, «aquello que parece inconcebible en la gramática del mundo, se llena de sentido y de luz en la cercanía del Reino de Dios. En los santos vemos cómo ese Reino se acerca y se hace presente en medio de nosotros».

En el contexto de esta solemnidad de Todos los Santos, el Pontífice ha recordado asimismo «la llamada universal a la santidad que el Concilio Vaticano II convirtió en parte esencial de su mensaje». Esta «se propone a todos, sin excepción, como un camino personal y comunitario trazado por las bienaventuranzas».
«Mi vida sirve para algo grande»
«La vida se ilumina no porque seamos ricos, bellos o poderosos», ha afirmado. «Se ilumina cuando uno descubre en su interior esta verdad: Dios me ha llamado, tengo una vocación, tengo una misión, mi vida sirve para algo más grande que yo mismo. Cada criatura tiene un papel que desempeñar».
También aquí deben jugar un papel docentes y centros educativos. Su tarea es «alentar y valorar» esta contribución de «un valor único» que cada uno tiene. «Por lo tanto, podemos decir que la educación, desde la perspectiva cristiana, ayuda a todos a ser santos».
Para ello, «en el centro de los itinerarios educativos no deben estar individuos abstractos, sino personas de carne y hueso, especialmente aquellas que parecen no producir, según los parámetros de una economía que excluye y mata. Estamos llamados a formar personas, para que brillen como estrellas en su plena dignidad».
Al término de la Misa, en su alocución antes del rezo del ángelus, el Papa León XIV ha afirmado que la solemnidad de Todos los Santos «nos recuerda cuál es el destino final de la humanidad: una gran fiesta en la que celebramos el amor de Dios, presente en todo y en todos». En ellos reconocemos y admiramos su «belleza multiforme», «todos diferentes y al mismo tiempo semejantes al rostro de Cristo».
La imagen de esa meta hace que sintamos «aún más fuerte y doloroso el contraste con los dramas que la familia humana está sufriendo a causa de las injusticias y de las guerras. Y sentimos todavía más imperioso el deber de ser constructores de fraternidad».
El Santo Padre ha saludado a la delegación oficial de la Iglesia de Inglaterra, liderada por Stephen Cottrell, arzobispo de York, que encabeza esta Iglesia hasta que Sarah Mullally, nueva arzobispa de Canterbury, tome posesión en marzo. «Después del histórico encuentro de oración con Su Majestad el rey Carlos III» del 23 de octubre, «la presencia de su delegación refleja el gozo que juntos compartimos por la proclamación de san John Henry Newman como doctor de la Iglesia. Que él acompañe desde el cielo el camino de todos los cristianos hacia la plena unidad».