Faltando ya a pocos días para su viaje apostólico rumbo a México, del 12 al 18 de febrero, el Papa Francisco expresa, en un vídeomensaje a todos los mexicanos, su gran alegría por poder visitarlos, para abrazar en especial a los que sufren, «y decirles que Jesús los quiere mucho». Y señalando que desea ir «como misionero de la misericordia y de la paz», así como «confesar juntos nuestra fe en Dios», que «nos ama con un amor infinito, más allá de nuestros méritos, el Sucesor de Pedro se alegra al saber que los mexicanos están preparando este viaje con mucha oración».
Confiando uno de sus deseos más grandes, que es el de visitar la casa de la Virgen María —como hará en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe— el Papa encomienda a la Madre de Dios y Madre nuestra su viaje y «a todos los queridos hermanos mexicanos».
Queridos hermanos:
Cuando ya falta muy poco para mi viaje a México, estoy contento, siento una gran alegría. Siempre tuve un recuerdo especial en mi oración por todos los mexicanos. Los llevo dentro de mi corazón, ahora podré visitarlos y pisar esa bendita tierra, tan amada de Dios, y tan querida de la Virgen María.
Es posible que ustedes se pregunten: ¿Y qué pretende el Papa con este viaje? La respuesta es inmediata y sencilla: Deseo ir como misionero de la misericordia y de la paz; encontrarme con ustedes para confesar juntos nuestra fe en Dios y compartir una verdad fundamental en nuestras vidas: que Dios nos quiere mucho, que nos ama con un amor infinito, más allá de nuestros méritos, Quiero estar lo más cerca posible de ustedes, pero de modo especial de todos aquellos que sufren, para abrazarlos y decirles que Jesús los quiere mucho, que Él siempre está a su lado.
Me alegra saber que se están preparando para el viaje con mucha oración. La oración ensancha nuestro corazón y lo prepara para recibir los dones de Dios. La oración ilumina nuestros ojos para saber ver a los demás como los ve Dios, para amar como ama Dios. Les agradezco mucho que recen también por mí, pues lo necesito.
¿Quieren que les confíe otro de mis deseos más grandes? Poder visitar la casa de la Virgen María. Como un hijo más, me acercaré a la Madre y pondré a sus pies todo lo que llevo en el corazón. Es lindo poder visitar la casa materna, y sentir la ternura de su presencia bondadosa. Allí la miraré a los ojos y le suplicaré que no deje de mirarnos con misericordia, pues ella es nuestra madre del Cielo. A ella le confío desde ahora mi viaje y a todos ustedes, mis queridos hermanos mexicanos.