Una singular relación - Alfa y Omega

Judíos y cristianos compartimos la herencia bíblica que explica la relación entre Dios y los hombres. Nos reafirmamos en la singular relación entre católicos y judíos basada en un legado espiritual común y en una responsabilidad compartida en la defensa de la dignidad humana.

Como católicos y judíos, abogamos por un mundo en el que los derechos humanos sean reconocidos y respetados, y todos los pueblos puedan florecer en paz y libertad. Estamos comprometidos a fortalecer nuestra colaboración para lograr una más equitativa distribución de las riquezas y los beneficios derivados de los avances de la ciencia, Medicina, educación y desarrollo económico. Nuestra unión busca una mejora del mundo, de forma que refleje la visión bíblica original: Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo era bueno (Génesis 1, 31).

Animados por la preocupación expresada por el Papa Francisco acerca del bienestar universal de todos, especialmente de los pobres y oprimidos, compartimos la creencia de que cada individuo ha sido dotado por Dios de dignidad. Esto requiere que cada persona pueda expresar su libertad de conciencia y religión de manera individual e institucional, privada y pública. Deploramos la manipulación política de la religión. Nos entristece profundamente que se tome el nombre de Dios en vano. Judíos y católicos condenamos la persecución por motivos religiosos. Especialmente respecto a la minoría cristiana y a la comunidad judía en Oriente Medio.

Judíos y católicos renovamos nuestro compromiso para educar a nuestras respectivas comunidades en el conocimiento y respeto del otro. Acordamos cooperar para mejorar las vidas de los que viven en los márgenes de la sociedad: los pobres, los enfermos, los refugiados, las víctimas del tráfico humano, y proteger la creación de Dios de los peligros del cambio climático. No podemos hacer esto solos. Hacemos un llamamiento a todos aquellos en posiciones de autoridad e influencia para que se nos unan en la causa del bien común, de forma que todos podamos vivir en dignidad y seguridad, y la justicia y la paz prevalezcan.

De la Declaración conjunta del XXII Encuentro Internacional Católico-Judío