Una persecución como la de las catacumbas
La persecución de los cristianos en Oriente, en el siglo XXI, recuerda a la Iglesia de las catacumbas de los primeros cristianos. Cada día llegan noticias de asesinatos, persecuciones y encarcelamientos de los coptos en Egipto, de los cristianos en el norte de Nigeria, o de Pakistán, y la aterradora Ley de la Blasfemia. La Iglesia clandestina en China y la persecución en Irak fueron los dos protagonistas de la mesa La libertad y libertad religiosa en el mundo, del Congreso Católicos y Vida Pública
China está en el punto de mira del informe sobre Libertad religiosa del Departamento de Estado de Estados Unidos, uno de los más completos que existe a nivel internacional. Es uno de los principales países de la lista —acompañado por otros como Arabia Saudí, Uzbekistán, Egipto o Nigeria—, al que se añade, en una posición más lejana, pero no por eso menos importante, Irak, los dos países de origen de los invitados a la mesa redonda sobre La libertad y libertad religiosa en el mundo, que tuvo lugar la mañana del sábado en el Congreso Católicos y Vida Pública. Don Francisco Javier Rupérez, cónsul general de España en Chicago, recordó, en su presentación de la mesa, que «la libertad y la libertad religiosa son el mismo concepto, algo fundamental e indispensable para la estabilidad global», y señaló que, en Occidente, «es un tema muy presente, aunque deberíamos ser más activos, sobre todo en la preocupación por la persecución de los cristianos en Oriente Medio», aunque recordó la importancia de tener en cuenta la persecución a todas las minorías religiosas, «como los chiítas a manos de sunitas y viceversa, los bahais en Irán, o los budistas en el Tíbet».
China, a la cabeza
Santiago es un nombre ficticio. Es un joven de 26 años, de origen chino, que está en España formándose para ser sacerdote. No puede decir su nombre real, ni siquiera aparecer en fotos, porque su misión es volver a su país para transmitir la fe a sus hermanos y consolar a las comunidades cristianas. Y si el Gobierno chino le localiza, su vida podría correr peligro, al igual que la de tantos cristianos chinos que han sido encarcelados, torturados y asesinados por su fe.
La historia de la persecución religiosa en China se endureció cuando el Gobierno lanzó la idea de crear una Iglesia autónoma, y creó la Asociación Patriótica Católica China, un instrumento para controlar a la Iglesia católica: «Desde ese momento, hace más de 50 años —explicó Santiago—, muchos cristianos no quisieron someterse y nació la clandestinidad, un fenómeno que continúa hoy». Desde entonces, se han producido muchísimos arrestos de obispos, sacerdotes y religiosos, acusados de no participar en la Iglesia oficial; uno de ellos, el obispo de la diócesis de Santiago, que estuvo en la cárcel más de 20 años: «Ahora, por ser fiel al Papa y fundar una casa para huérfanos, está vigilado las 24 horas del día por la policía. No puede salir del Obispado y sus llamadas están intervenidas», denunció.
Obligadas a abortar
«Mi país está muy desarrollado en muchos campos, encabezados por el tecnológico, pero en materia de derechos humanos y libertades, no», explicó el seminarista. Por ejemplo, la mujer sólo puede tener un hijo: «Si está embarazada del segundo, la obligan a abortar. Aun así, las familias católicas tienen más hijos, porque sabemos que abortar es asesinar a un niño, en alma y cuerpo. Pero estas familias sufren mucho. Mis padres, por tener cinco hijos, tuvieron que vivir separados de nosotros durante cuatro años, para que pareciésemos huérfanos», contó Santiago.
Otro de los grandes problemas que tienen los católicos en China es la dificultad para celebrar la Eucaristía. «El Gobierno no permite construir iglesias ni reunirse para el culto. Muchos católicos de los pueblos —donde está la mayoría de la Iglesia clandestina— ofrecen sus casas para reunirse y rezar juntos dos veces al día, de madrugada y por la noche», explicó el joven. «Si el Gobierno se entera, los capturan y encarcelan —añadió—, pero viven felizmente su fe y son las horas del día que esperan con más anhelo. Ellos no están libres, pero son libres en el Espíritu Santo».
Raad Salam, cristiano caldeo iraquí, presente en la mesa, facilitó el documento que circula entre los cristianos de Irak, donde son amenazados de muerte si no abandonan el país de inmediato. Un extracto dice así: «La soberanía general de las milicias de los partidarios del Islam apunta la última advertencia: Tenéis la obligación de abandonar el país inmediatamente. Nuestras espadas están afiladas sobre vuestros cuellos. No hay excusa para quien está avisado».