Una Nínive reconstruida a medias espera al Papa - Alfa y Omega

Una Nínive reconstruida a medias espera al Papa

«Esta visita da a la gente esperanza y valor para quedarse y promover la paz», asegura el párroco de Karemlesh. «Esperan que lleve al Gobierno a tomarse en serio nuestra presencia»

María Martínez López
ACN ha invertido 49,5 millones de euros en Irak desde 2014. Además de 8.500 casas, ha reconstruido iglesias como la de Al Tahira, en Bakhdida. Foto: Reuters / Thaier al-Sudani

«No eres un visitante como los demás, sino un huésped esperado largo tiempo» en una tierra que espera «recuperar la dignidad, sacudirse el polvo y ponerse en pie hacia la reconstrucción». Con esta canción, el coro de la parroquia caldea de San Addai (Tadeo), en Karemlesh, saludará al Papa este domingo en la plaza de las Catedrales de Mosul. El compositor es el padre Thabet Mekko, su párroco y miembro del comité organizador de la oración por las víctimas de la guerra.

Karemlesh está cerca de Bakhdida (Qaraqosh), en cuya iglesia de la Inmaculada (Al Tahira) el Papa visitará a continuación a los cristianos de Nínive. Los feligreses de Mekko esperan que, de camino, vea el puente decorado en su honor. «La gente dice que esta visita les da esperanza y valor para quedarse y promover la paz», explica el párroco. De las 820 familias que atendía antes de la llegada del Daesh en 2014 solo han vuelto 345. «Una tercera parte ha emigrado» y el resto se han establecido en el Kurdistán, aunque «participan parcialmente» en la parroquia con el anhelo de regresar algún día.

Cuatro años después de la derrota del Daesh, para muchos aún no se dan las condiciones necesarias. Una gran preocupación es el desempleo, con tasas del 30 % o 40 % en mayores de 25 años, y de hasta el 70 % entre los más jóvenes. El desplome de la población, los daños a la agricultura y el comercio por la guerra, y la falta de capital para emprender son las causas, según Mekko. Por otro lado, en la región quedan aún 6.500 casas por restaurar y es necesario «reconstruir infraestructuras como carreteras y calles», y asegurar el suministro eléctrico.

Pero la razón que aduce el 69 % de los que aún no descartan emigrar, según Ayuda a la Iglesia Necesitada, es la inseguridad y la inestabilidad. Al miedo a un posible regreso del Daesh se suman las milicias, la mayoría chiitas proiraníes, que se disputan la zona. «No es normal», afirmaba la semana pasada en un encuentro con la fundación pontificia el obispo caldeo de Erbil, Bashar Matti Warda, que en un recorrido de pocos kilómetros entre poblaciones cristianas «tengas que pasar cuatro controles».

Heridas sin sanar

Es solo una prueba de que las heridas de Nínive no son fáciles de sanar. Los cristianos «esperan que la visita del Papa lleve al Gobierno a tomarse en serio las cuestiones relacionadas con nuestra presencia» y a poner fin a un «cambio demográfico» que sienten que amenaza la identidad de la zona. Además de la emigración cristiana, Mekko cita la confiscación de sus tierras en el pasado, la inacción del Gobierno ante la conversión de «terrenos de cultivo entre pueblos cristianos en complejos residenciales» para otros grupos, o las peticiones para que musulmanes chiitas o de la minoría chabaquí se instalen en sus poblaciones.

Jabro (izquierda), en un santuario de Alqosh. «Todos los ministros esperamos» al Papa, «un pastor de Dios» de «gran espiritualidad», asegura. Foto: Eva Jabro.

Ni siquiera el retorno de los desplazados está exento de polémica. La cristiana Eva Jabro, ministra de Migraciones y Desplazados desde verano, tiene como proyecto estrella un plan de retorno que busca, cuenta a Alfa y Omega, «que las familias desplazadas en el Kurdistán regresen a sus localidades de origen con ayuda coordinada con el Gobierno kurdo y organizaciones de cooperación». Sin embargo, mientras aún se desconoce si se llevará a cabo, en los últimos meses se han cerrado todos los campos fuera de esta región menos uno.

Día a día

El Papa se ha reservado el día 5, el de su llegada, para las autoridades, la sociedad civil y la Iglesia de Bagdad. El sábado 6 está dedicado al diálogo interreligioso en Náyaf y Ur, lugar de origen de Abraham. El domingo lo dedicará a las víctimas de la guerra y a los cristianos de Nínive, en Bakhdida y Erbil.

Y de una forma que «ha suscitado mucha preocupación entre actores humanitarios», explica Joseph Cassar, del Servicio Jesuita al Refugiado. El movimiento afecta sobre todo a musulmanes «desplazados durante la campaña militar» por Mosul. La sospecha de que algunos puedan ser del Daesh ha suscitado una «mentalidad centrada en la seguridad», con «mano dura» y «traslados apresurados e inadecuadamente preparados» de gente «que no tenía donde ir» o no querían regresar a zonas donde no eran bien recibidos. Más de la mitad han huido de nuevo a otras zonas. La ministra reconoce que «a veces la gente no quiere volver por antiguos conflictos». Por ello, «el ministerio ha organizado encuentros y charlas» para promover la reconciliación. Al jesuita le preocupan también los yazidíes. Aún hay casi 3.000 desaparecidos, y un cuarto de millón de desplazados en la provincia de Duhok, al norte de Nínive, sin perspectivas de «un retorno seguro y digno».

Cristianos en Irak
Pocos:

De 1,4 millones (2003) a 250.000. 2 / 3 son caldeos

Mártires:

1.107 asesinados entre 2004 y 2014