Un servicio religioso ininterrumpido durante un mes para que no deporten a una familia de refugiados
La ley de Holanda prohíbe a la policía y al ejército entrar en lugares de culto durante la celebración de servicios religiosos
La ley holandesa prohíbe a la policía y al ejército entrar en lugares de culto durante la celebración de servicios religiosos y a eso se han aferrado los feligreses de la parroquia de Bethel, una pequeña iglesia evangélica de La Haya. Su pastor ha organizado una celebración ininterrumpida de servicios durante las 24 horas del día para evitar así la detención de la familia Tamrazyan, procedente de Armenia y a la que el Estado holandés pretende devolver a su país.
Pastores de todo el país llevan ya más de un mes acudiendo por turnos a la iglesia y cientos de fieles acuden a diario al nuevo y bastante más nutrido calendario de servicios, según ha informado la reportera de Quartz!, Annabelle Timsit, que tienen lugar mientras los Tamrazyan prosiguen con su escueta rutuna vital en los salones del templo.
Sasun Tamrazyan, padre de la familia y activista político opositor en Armenia, había recibido numerosas amenazas de muerte en su tierra natal, por lo que decidió huir y buscar asilo político en Holanda, donde llevan ya nueve años residiendo. Tras varios años de procedimientos, este asilo les fue concedido por un juez, pero posteriormente fue revocado por el gobierno del país debido a las recientes reformas de la política migratoria holandesa. Tras apelar, sin éxito, a un mecanismo legal por el que algunas familias con niños que hayan vivido más de cinco años en el país reciben permiso para quedarse en Holanda, los Tamrazyan recibieron la orden de deportación. Recurrieron a su parroquia, si espacio propio para facilitarles alojamiento pero que les puso en contacto con otras más grandes hasta que, finalmente en octubre, la iglesia de Bethel pudo acoger a la familia.
Theo Hettema, miembro del Consejo General de Ministros Protestantes, reconoce que hubo difíciles deliberaciones internas antes de tomar la decisión, porque la iglesia se ha situado «en una posición difícil». «Ninguna iglesia debería tener que escoger entre el respeto al gobierno y el respeto a la dignidad humana», se ha quejado. Pero una vez que los responsables pudieron discernir que la acogida era prioritaria, toda la iglesia evangélica holandesa está colaborando para mantener una situación que Hettema sigue considerando provisiona. Espera que en cualquier momento el ministro de Migración «garantice la residencia a los Tamrazyans», algo que, señala, «ha hecho en el pasado para ciertos casos», pero hasta que eso suceda, asegura que los servicios religiosos seguirán celebrándose las 24 horas del día para impedir la entrada de la policía y, con ello, la deportación.
Rosalía Sánchez / ABC