«Un santuario» de la memoria de los misioneros católicos en el mundo
Corría el año 1700 cuando el entonces emperador chino Kangxi de la dinastía Qing mandó al rey de Portugal, Pedro II «el Pacífico», un lote de regalos acompañado de un inventario escrito sobre papel de arroz en chino. Este escrito se encuentra actualmente en el Archivo Histórico de Propaganda Fide de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, donde se conservan documentos que van desde el 1622 hasta el 1959.
Cartas escritas sobre seda roja, pergaminos, hojas de palma, cera… documentos procedentes de las más de 12.000 diócesis que dependen de este dicasterio, donde en la mayoría de los casos se dan a conocer cómo vivían los misioneros por todo el mundo, quienes siguieron la exhortación de Jesús a los apóstoles cuando les pidió «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación» (Mc. 16,15).
Radio Vaticano entrevista al archivero monseñor Luis Manuel Cuña, sacerdote de la diócesis española de Orense, quien desde hace 20 años trabaja en el Archivo Histórico de Propaganda Fide y quien explica cómo organizan «los 11 millones de documentos», escritos en casi todas las lenguas del mundo «como el árabe, el copto, cirilo, tibetano, chino…».
Una verdadera joya que está abierta al público y que para tener acceso a la consulta de documentos es necesario presentar una petición de admisión en la que se debe especificar el tema y el período de estudio y las razones por las que se desea acceder al archivo.
La legislación de la Santa Sede indica que es el Papa que conduzca en ese momento la Iglesia, quien decide cuando abrir al público la documentación de cada periodo histórico. «Normalmente se abre por pontificados, del principio al fin, desde la elección del Papa hasta su muerte», detalla monseñor Cuña. El último abierto al público es el de Pío XI, que comprende desde 1922 hasta 1939. «Ahora estamos terminado de preparar el pontificado de Pio XII, que muere en 1958».
Además de todos los documentos escritos cuentan con un gran laboratorio fotográfico donde se ven muchas de las realidades que se encontraban los misioneros al pisar territorios que jamás había pisado ningún forastero. «Es un santuario de la memoria» asegura el sacerdote español, quien insiste en hacer la «pastoral del archivo», refiriéndose a la importancia que tiene el conservar toda la documentación de nuestra vida diaria, para escribir la historia del mañana.
Mónica Zorita / RV