Un camino para la peregrinación cristiana
El Camino de Santiago que conduce a la tumba del Apóstol Santiago, en la ciudad que lleva su nombre, Santiago de Compostela, en el Finisterre galaico, desde los puntos más diversos de España y Europa ha vuelto a cobrar inusitada actualidad en los últimos años.
El número de peregrinos que lo recorren al tradicional estilo de la venerable peregrinación medieval, junto con aquellos que lo hacen valiéndose de modernos medios de locomoción, crece constantemente; lo mismo ocurre con el interés que suscita en los círculos literarios, culturales, más acá y más allá de nuestras fronteras. Está aún reciente la declaración del Camino de Santiago como Primer Itinerario Cultural Europeo, por parte del Consejo de Europa.
Los obispos de las diócesis por las que atraviesa el Camino de Santiago, desde los Pirineos hasta Compostela, queremos ofrecer a nuestras comunidades diocesanas y a la opinión pública en la fiesta del Apóstol Santiago de este año 1988, VIII Centenario del Pórtico de la Gloria, en vísperas de la segunda Peregrinación de Juan Pablo II a Santiago de Compostela, con los jóvenes católicos del mundo, algunas orientaciones históricas, teológicas y pastorales. Nos mueven a ello nuestra responsabilidad pastoral de custodios del patrimonio de fe y piedad cristianas, que nos ha legado la historia de la Iglesia con el Camino de Santiago, y la preocupación para que se conserve y actualice en su condición original de Camino para la peregrinación cristiana.
Confiamos en ayudar así a configurar y a vivir hoy el Camino de Santiago como un camino de conversión y de fe en Jesucristo, de comunión eclesial y, por tanto, de reconciliación, de unidad y de paz entre todos los hombres y pueblos de nuestra España y de Europa entera.