«¿Tenemos el corazón fijo en el Espíritu Santo?»
Como cada mañana, el Santo Padre celebró la Eucaristía en Casa Santa Marta, esta vez, con una compañía muy especial, la de cuatro sacerdotes de la archidiócesis de Madrid que celebran en Roma estos días sus bodas de plata -Carlos Aguilar, delegado episcopal de Catequesis de Madrid; Manuel María Bru, presidente de la Fundación Crónica Blanca; Juan Pedro Gutiérrez, administrador del Seminario Conciliar de Madrid; y Julio Rodrigo, párroco de san Cristóbal, de Boadilla del Monte-
Durante la homilía, el Papa señaló que «el cristiano tiene un corazón fijo en el Espíritu Santo, y no un corazón bailarina que va de lado a lado». Su predicación se centró en san Pablo, a quien puso como ejemplo de «corazón firme» y de «compromiso de evangelización». Así, recalcó que los cristianos «tenemos que pedir la gracia de tener el corazón fijo. San Pablo no se quejó de la persecución, fue a predicar a las ciudades, a sanar a los enfermos, a proclamar que hay un sólo Dios… Esto sólo lo hace un corazón fijo», un corazón, como el del santo, «que cambió tanto en tan poco tiempo, e hizo frente a situaciones de la manera más apropiada», añadió el Papa Francisco.
Al igual que él, «todos nosotros encontramos firmeza en nuestra vida si vamos al Espíritu Santo, que recibimos en el bautismo», y que nos da «la fuerza para avanzar en la vida», afirmó. Viendo el modelo del santo, podemos preguntarnos, dijo el Papa, «¿cómo es nuestro corazón? ¿Es como esa bailarina que va de un lado a otro, que se parece a una mariposa, que siempre está en movimiento? ¿Es un corazón que se asusta de las vicisitudes de la vida, se esconde, y le da miedo ser testigo de Jesucristo?». También se preguntó si «es un corazón fijo en las criaturas, en los problemas que todos tenemos».
El Papa dijo que haríamos bien en preguntarnos «dónde está la firmeza de nuestros corazones», y recordar «que tenemos un bonito regalo que Jesús nos dejó, el Espíritu de fortaleza , de Consejo, que nos ayuda a avanzar cada día».