Talitha Kum ya ha acompañado a 400.000 mujeres y niñas
En el Día Mundial Contra la Trata, su último informe reivindica que «la acción política de nuestra red» fortalece el protagonismo de las supervivientes en «los foros de la sociedad civil»
La red internacional de religiosas Talitha Kum ha acompañado ya a más de 400.000 mujeres y niñas víctimas de trata a lo largo de su historia. Así lo recoge su Informe Anual 2024, publicado esta semana con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas. Solo en el último año, han atendido directamente a más de 46.000 personas, un 19 % más que el año anterior, y han alcanzado a casi un millón a través de programas de prevención, sensibilización y formación.
«Nuestras acciones directas se centran principalmente en mujeres, niñas y niños, proporcionándoles acompañamiento, asistencia y apoyo a largo plazo», subraya el documento, que señala un aumento del 26 % en los servicios ofrecidos, especialmente en refugios, asistencia legal, atención psicológica y formación laboral.
Talitha Kum nació en 2009 como iniciativa de la Unión Internacional de Superioras Generales y opera ya en más de 90 países a través de 60 redes locales. Asia y América concentran el mayor número de intervenciones. «Estas intervenciones han sido llevadas a cabo principalmente por monjas y personas que apoyan a nuestra red, cuya presencia compasiva y continua encarna la misión de Talitha Kum: acompañar a las supervivientes con dignidad», destaca el informe.
A pesar de que «en Asia hemos logrado avances importantes en el acceso a la justicia», la organización advierte de que «en Europa y África ha disminuido un 26 % la disponibilidad de servicios legales».
La prevención sigue siendo un pilar clave. En 2024, más de 698.000 personas participaron en actividades formativas, y 78.000 en acciones públicas de incidencia con los supervivientes en el centro. «La acción política de nuestra red continúa fortaleciendo su papel en los procesos de diálogo político y los foros de la sociedad civil», señala el informe.
También han reforzado su presencia en contextos de emergencia como Ucrania, Myanmar o Líbano, donde la situación humanitaria agrava el riesgo de explotación. «A pesar de estos desafíos, hemos ampliado nuestro apoyo», concluyen.