«Soy el médico de cabecera de mi mujer enferma de leucemia»
Los recién creados Premios San Atilano, impulsados personalmente por el obispo de Zamora, quieren agradecer, valorar y dinamizar la vida diocesana local
Uno de los colectivos que más han sufrido las consecuencias del coronavirus ha sido el de los mayores y, dentro de estos, se han visto especialmente afectados los que viven en una residencia. «Ha sido muy duro. Algunos han fallecido, otros han enfermado… Muchos nos entendían por qué no iban sus familiares a verlos o por qué tenían que permanecer en la habitación», rememora Antonio Jesús Martín, delegado diocesano de Cáritas Zamora. «También los trabajadores han vivido momentos de angustia y han tenido incluso que acompañar en la hora de la muerte a algunos abuelos». Con este bagaje, el Premio San Atilano que Cáritas Zamora acaba de recibir –en su categoría eclesial– por el trabajo realizado en las seis residencias de ancianos que gestiona en la diócesis «es una alegría» y «sabe a consuelo», señala Martín. «Es un reconocimiento a esa entrega, a esa generosidad, que va muchas veces más allá de cualquier vinculación laboral y que termina de confirmar que toda esta labor no ha sido inútil», señala el delegado, que será el encargado de recoger el premio, una figura de san Atilano elaborada por el artista local Ricardo Flecha. Lo recibirá este sábado en una cena solidaria en el seminario.
Se trata de la primera edición de este galardón, que nace en el marco del Año Jubilar que la Iglesia zamorana está celebrando por el noveno centenario de la restauración de la diócesis, y que está impulsado por el obispo Fernando Valera, que todavía no ha cumplido un año como pastor diocesano. «Una vez que conoció la historia de la diócesis y el futuro de desolación que algunos le dibujaban», quiso instituir este premio para «distinguir por su entrega a personas de Iglesia y del ámbito social que se lo merecieran», y también para «agradecer lo que tenemos hoy en la diócesis, atendiendo a nuestro pasado, presente y futuro», señala Juan Carlos López, delegado de Medios de Comunicación.
En su categoría social, el I Premio San Atilano ha recaído en el doctor Juan Miguel Diego Gómez, por su dilatada trayectoria como médico y por su empeño en defender la familia como elemento clave de la sociedad. Esta última vocación le nació después de una audiencia privada que le concedió Juan Pablo II un año después de ser elegido Pontífice. «Nos recibió a mi mujer y a mí en su biblioteca particular y nos habló de la importancia de la familia». Esto «me marcó, y decidí constituir una actividad dentro de la Fundación Caja Rural», que entonces dirigía, «que se llamaba La Semana de la Familia». Una iniciativa que se celebró en Zamora durante 20 años consecutivos.
En la actualidad, «con 94 años, me dedico a ser el marido y el médico de cabecera de mi mujer, que está gravemente enferma de leucemia». Esto le impedirá asistir al acto de entrega de los premios, pero demuestra cómo Gómez ha defendido a la familia a lo largo de su vida.
Los Premios San Atilano se entregarán este sábado, 2 de octubre, durante el transcurso de una cena solidaria en el claustro del seminario diocesano cuya recaudación irá íntegramente destinada a la construcción del Proyecto Hesed, una casa para mujeres que estará gestionada por Cáritas Diocesana. «Es el proyecto que ha elegido la diócesis para que quede como fruto del Año Jubilar que estamos celebrando», explica Juan Carlos López, delegado de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Zamora. «El objetivo es atender a cualquier mujer que esté en exclusión o en riesgo de caer en ella, aunque no se trata de una casa de acogida», aclara López.
En la actualidad, el proyecto está pensado, diseñado e incluso presupuestado, pero la diócesis esta tratando de sacar adelante la financiación. La idea es conseguir el dinero con actividades como la cena solidaria. «La entrada cuesta 25 euros y, aplicando todas las medidas para protegernos del coronavirus, entran unas 100 personas». Estará servida por el chef zamorano Jonathan Garrote. El cocinero, que ha colaborado con MasterChef, es un habitual en las actividades de la diócesis. Como ayudantes, Garrote tendrá a los alumnos del seminario, quienes ejercerán de camareros. «Es una especie de práctica de la asignatura Iniciativa y Actividad Emprendedora, además de una labor de voluntariado porque dedican parte de su tiempo libre», concluye el delegado.