La COVID-19 no pudo con Quina - Alfa y Omega

La COVID-19 no pudo con Quina

Con 94 años, contrajo y superó una enfermedad que se ha cebado especialmente con los ancianos.

José Calderero de Aldecoa
Joaquina Valbuena celebra su 95 cumpleaños, el pasado 28 de octubre.

2020 se despide con baile en las cifras que indican cuántos de los 50.000 fallecidos –siempre según fuentes oficiales–, eran ancianos. El consenso parece situarse en torno al 80 %. En lo que no hay discusión es en que los mayores han sido los más golpeados por el virus. Por eso han sido los primeros en recibir la tan ansiada vacuna. En concreto, Araceli, de 96 años, fue la primera persona en España en recibir, después de santiguarse y pronunciar un mediático «gracias a Dios», la vacuna contra la COVID-19. Junto a ella se vacunó Mónica, auxiliar de enfermería, que se lamentó de que la inyección «no haya venido a tiempo para que más pudieran vacunarse».

Pero si ahora la vacuna es la esperanza, cuando carecíamos de ella eran los testimonios de personas como Joaquina Valbuena López los que alentaban la lucha de los ancianos contra el coronavirus. Con 94 años, Quina –como la llaman sus familiares– fue una de las primeras personas mayores en contraer la enfermedad. «Entré en la residencia el 3 de marzo y el día 10 [antes incluso del Estado de alarma] empecé a tener algunos síntomas. Yo creía que era un catarro, pero vino el médico y a los dos minutos de auscultarme llamó a la ambulancia y me ingresaron en el Hospital de la Paz».

Quina se pasó postrada en una butaca hasta las cuatro de la mañana y a esa hora la trasladaron por fin a una habitación «en la que pude descansar un poco», explica. Al día siguiente, «me trasladaron al Hospital de la Cruz Roja». Quina llegó a tener neumonía bilateral provocada por el virus. «No podía hacer otra cosa que rezar por todos los que se encontraban en mi misma situación», señala.

A pesar de tener todas las estadísticas en su contra, esta nonagenaria superó la enfermedad y hoy su testimonio rinde homenaje a todos los que sucumbieron ante el coronavirus. También se convierte en el símbolo de toda una generación a la que le espera un año 2021 en el que también tendrá que luchar contra la cultura de la muerte que avanza en nuestro país.