Somos relación. Somos en relación - Alfa y Omega

La vida consagrada no existe para hacer grandes obras ni para atraer la atención de la gente, sino para anunciar el Evangelio; es decir, para establecer y vivir relaciones nuevas, configuradas por el encuentro con el Resucitado, el seguimiento cotidiano de Cristo y el empeño por testimoniar la alegría del Evangelio. Esta fue la conclusión de la Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada del año pasado, que reflexionó sobre el lugar y la misión de las personas consagradas hoy.

La categoría de relación, que en 2021 se perfilaba como una clave para hablar del camino de la Iglesia en nuestros días, se propone este año como eje temático de la edición de este curso, la número 51. La tradicional cita pascual de los consagrados españoles tiene en esta ocasión un lema muy sugerente: Somos relación. Somos en relación. Un enunciado que, aunque a primera vista pueda sonar algo extraño, aborda una clave de comprensión antropológica, al reconocer en primer lugar que la persona es y se construye en relación. Más aún si, como afirma la encíclica Laudato si hablando de nuestro hábitat, «todo está en todo»; la sociedad, el mundo, el universo son un tejido interrelacional, cuyas conexiones e interdependencias son innegables, aunque no sean evidentes.

La propuesta es ambiciosa, pues la palabra relación es tan polisémica y evocadora que resulta imposible agotar su riqueza en un congreso. Por ello, el programa realiza un esfuerzo de síntesis y de aplicación del término al hoy de la vida consagrada. El punto de partida es la constatación de que Jesús es el hombre de las relaciones, en cuanto Hijo de Dios y piedra angular del proyecto relacional que es la Iglesia. A partir de ahí, la complejidad del tema, siempre formulado en plural –somos– se despliega en cinco aspectos o ámbitos relacionales: la persona, la Iglesia, el tiempo, el espacio y Dios; es decir, la filiación, la fraternidad, la peregrinación, el cuidado y la adoración, respectivamente.

Vale la pena convertir en materia de estudio y reflexión compartida algo que nos toca tan dentro, pues no cabe imaginar una Iglesia y una vida consagrada encerradas, ensimismadas, aisladas y descomprometidas. Sin relación nada somos, sin entrar en relación nada hacemos. Sencillamente y en definitiva, si no hay relación es imposible la vida.

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