Sídney despide al cardenal Pell, que «luchó por la fe y soportó la persecución»

La Iglesia católica de Sídney ha despedido este jueves al que fuera su arzobispo entre 2001 y 2014, el cardenal George Pell, que falleció a principios de enero en Roma por complicaciones tras una operación de cadera.

En su homilía, el arzobispo Anthony Fisher, sucesor del purpurado, lo describió como un «león de la Iglesia», un «gigante con una gran visión» que proclamó el Evangelio «sin vergüenza, con vehemencia y valentía hasta el final».

«Tenía también un gran corazón, lo bastante fuerte para luchar por la fe y soportar la persecución, pero lo bastante blando para cuidar de los sacerdotes, los jóvenes, los sin hogar, los presos y los cristianos imperfectos», ha afirmado Fisher, según recoge The Catholic Weekly, medio de comunicación de la archidiócesis de Sídney.

Durante la celebración, el hermano del cardenal, David Pell, lo describió como «un hombre bueno, santo y un orgulloso australiano». Mientras un grupo profería insultos contra el fallecido en el exterior, el familiar denunciaba «la implacable campaña para difamar a George» y añadía que la supuesta falta de simpatía por las víctimas era «falsa». «Simpatizamos con las víctimas y sentimos aversión hacia los criminales. Nuestra propia familia no ha sido inmune a este mal», ha afirmado.

Al funeral han asistido en torno a 30 obispos, dos centenares de sacerdotes y decenas de seminaristas. Entre ellos, el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, Timothy Costelloe, y el nuncio del Papa en Australia, Charles Balvo. Tras el funeral, el cardenal Pell fue inhumado en la cripta de la catedral junto a sus predecesores.