«Si los multimillonarios pagan menos impuestos que la gente corriente la confianza se erosiona»
En un encuentro en el Vaticano, en el que ha intervenido a través de un vídeo, Pedro Sánchez ha reivindicado la necesidad de que haya una fiscalidad justa que genere recursos para luchar contra la pobreza
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha reivindicado este jueves la necesidad de que haya una fiscalidad justa que genere recursos para luchar contra la pobreza. Lo ha hecho con motivo de un evento organizado en el Vaticano —en el que ha participado con un vídeo mensaje— y en medio del debate que se mantiene en España —concretamente dentro del propio Ejecutivo— sobre la tributación del salario mínimo.
Concretamente, Sánchez ha participado en un foro sobre Justicia tributaria y solidaridad organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional. En él también han intervenido el Papa, el secretario general de la ONU, António Guterres; y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Durante su alocución, el mandatario español ha lamentado que algunos pretendan deshacer acuerdos conseguidos, debilitar el multilateralismo y proteger a los más ricos y a las mayores empresas de su responsabilidad de contribuir como les corresponde. Frente a ello, ha fijado una serie de prioridades, como la de asegurarse de que los gigantes corporativos, independientemente de su país de origen, paguen impuestos allí donde generan beneficios.
Ha sido en este contexto cuando Sánchez ha abogado por una fiscalidad justa porque, sin ella, se ha mostrado convencido de que nunca se lograrán los recursos necesarios para luchar contra la pobreza o el cambio climático. «La justicia fiscal no es solo una opción política. Se trata de defender los principios de justicia y solidaridad que sustentan nuestras sociedades», ha apostillado, informa la Agencia EFE.
A su juicio, la creciente disparidad entre los más ricos y el resto de la sociedad no es solo un problema económico, sino moral. «Si los multimillonarios pagan proporcionalmente menos impuestos que la gente corriente, las personas normales, la confianza pública se erosiona», ha advertido. Para Sánchez, el dilema que se plantea es si entre todos se gobierna la fiscalidad mundial o se deja que sean los más ricos los que gobiernen.