Semana misionera - Alfa y Omega

Este año, la Jornada Mundial de las Misiones nos ha coincidido con la fiesta de nuestro padre fundador, san Antonio María Claret. Cosas del calendario. Para los que estamos en la frontera es una fecha muy especial. Más de una vez me han pedido que hable por la radio, porque eso de estar en Rusia llama mucho la atención. ¿Cómo lo vivo yo? Con tranquilidad y con alegría.

Con tranquilidad, pues siento que estoy en mi sitio, haciendo lo que el padre Claret empezó en 1849: llevar la Buena Nueva por todo el mundo. Con el esfuerzo añadido de hacerlo en la lengua de los santos Cirilo y Metodio (bendita inculturación) y el hecho de ser una mínima minoría.

Con alegría, porque (casi) en el Polo Norte, la gente que viene a nuestra iglesia conoce la vida y la obra de san Antonio María Claret, maestro y formador de misioneros. Con una vocación nativa, Denís, que está formándose para seguir adelante con la tarea encomendada por los superiores y los obispos. Que para eso está nuestra consagración.

En estas latitudes, cada jornada celebramos el día de la misión. Recuerdo que estoy en la periferia cuando viene alguien a hablar, y no sabe ná de ná de la fe. Veo lo necesario que es hablar de Dios cuando los familiares de un difunto se acercan, desconsolados, a encargar una Misa por el abuelo católico que acaba de morir. Y te cuentan que en una de las iglesias ortodoxas se han negado a rezar por él, porque «no tenía un nombre cristiano». En fin. Recordarles que Dios es amor y que rezar nos ayuda a seguir unidos con él no tiene precio.

Entre tanto, ha empezado a nevar. Dos semanas ya. Y la nieve ha cuajado. Tenemos temperaturas bajo cero, por lo que hay que andar con pies de plomo, nunca mejor dicho, para no resbalar y acabar en el suelo, tendido todo lo largo que soy. Da mucha vergüenza, y duele. Y te puedes romper algún hueso, que ya no somos tan jóvenes… La misión, con nieve, es otra cosa. Es sacar el abrigo gordo, las botas, los guantes, la bufanda, y tardar diez minutos más para todo, porque andas más despacio. La misión es lo que tiene.