Se publica el informe McCarrick, «una herida abierta y sangrante» - Alfa y Omega

Se publica el informe McCarrick, «una herida abierta y sangrante»

«Lo hacemos afligidos por las heridas en las víctimas», afirma el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado

Redacción
Foto: CNS

En el momento del nombramiento de Theodore McCarrick como arzobispo en Washington en 2000, la Santa Sede actuó «sobre la base de información parcial e incompleta», pues «se cometieron omisiones y subestimaciones» y en las verificaciones solicitadas por Roma «las personas interrogadas no siempre dijeron todo lo que sabían». Esta es una de las conclusiones del informe sobre el ex cardenal McCarrick que la Santa Sede ha hecho público este martes.

Según Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio vaticano para la Comunicación, el informe «responde puntualmente al compromiso asumido por el Papa Francisco de investigar a fondo el caso y de publicar los resultados de la investigación».

El caso se remonta a 2018, cuando el ex nuncio apostólico en Washington, Carlo Maria Viganò, pidió públicamente la renuncia del Papa Francisco. Tornielli afirma que «a Francisco se le dijo que había habido “rumores” y acusaciones sobre “comportamientos inmorales con adultos” antes de la nominación de McCarrick como arzobispo de Washington», pero «considerando que las acusaciones habían sido analizadas y rechazadas por Juan Pablo II, y bien consciente de que McCarrick había permanecido activo durante el pontificado de Benedicto XVI, el Papa Francisco no vio la necesidad de cambiar “lo que sus predecesores habían establecido”, por lo que no es cierto que haya eliminado o aliviado las sanciones o restricciones al arzobispo emérito», como denunciaba Viganò.

Todo cambió en 2017 con la aparición de la primera acusación de abuso de un menor. Escribe Tornielli: «La respuesta fue inmediata. La medida, gravísima y sin precedentes, de la destitución del estado clerical llegó tras la conclusión de un rápido juicio canónico». En los años anteriores, hubo «subestimaciones que desgraciadamente se hicieron a varios niveles» y que recorrieron los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El caso constituye «una página dolorosa en la historia reciente del catolicismo», lamenta director editorial del Dicasterio para la Comunicación, pero se trata de «tristes acontecimientos de los que toda la Iglesia ha aprendido», y menciona las medidas como las adoptadas por Francisco después de la cumbre para la protección de los menores de 2019 o el motu proprio Vos estis lux mundi, con sus indicaciones sobre el intercambio de información entre los dicasterios y entre Roma y las Iglesias locales, la participación del Metropolitano en la investigación inicial, la indicación de que las acusaciones sean verificadas con prontitud, así como el fin del secreto pontificio.

Para Tornielli, en fin, el caso supone «una herida abierta y todavía sangrante», que no se puede curar solo con nuevas normas o códigos de conducta, sino que para ser sanada «necesita humildad y penitencia, pidiendo a Dios el perdón y la fuerza para recuperarse».

Una lectura en su totalidad

El informe ha sido objeto asimismo de una declaración del secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, quien ha afirmado que «lo publicamos afligidos por las heridas que el caso ha provocado en las víctimas, en sus familias, en la Iglesia en los Estados Unidos, en la Iglesia universal».

Parolin invita también «a todo el que busque respuestas a leer el documento en su totalidad y no pensar que encontrará la verdad en una parte en vez de otra», porque solo a partir de esta visión global «será posible comprender lo que ha sucedido».

Junto a ello, el cardenal Parolin menciona que «todos los procedimientos, incluido el nombramiento de obispos, dependen del compromiso y la honestidad de las personas interesadas», y que «ningún procedimiento, incluso el más perfeccionado, está libre de error». Por eso, «para que estos fenómenos no se repitan, además de normas más eficaces, necesitamos una conversión de los corazones, y todos debemos ser muy conscientes de que esto solo es posible con la gracia del Espíritu Santo».

«Un capítulo trágico»

Desde Estados Unidos, el presidente de su conferencia episcopal, monseñor José H. Gómez, ha dado «la bienvenida» al informe. «Estamos agradecidos» al Papa Francisco «por su preocupación pastoral por la familia de Dios» en el país y por «su liderazgo al llamar a la Iglesia a una mayor rendición de cuentas y transparencia al abordar» tanto los abusos como «la mala gestión de las acusaciones a todos los niveles». Asegura que el episcopado, que la semana que viene celebra su Asamblea Plenaria, está «estudiando» el contenido de la investigación.

Lo ocurrido en torno a McCarrick, añade el también arzobispo de Los Ángeles, es «otro capítulo trágico en la larga lucha dentro de la Iglesia» contra los crímenes sexuales perpetrados por clérigos. Y subraya «la necesidad de arrepentirnos y crecer en nuestro compromiso de servir al pueblo de Dios».

Monseñor Gómez manifiesta su más «profundo dolor y disculpas» a las víctimas de McCarrick, a sus familias y a todos los supervivientes de abusos. «Sabed que mis hermanos obispos y yo estamos comprometidos» para hacer «lo que sea que esté en nuestro poder para ayudaros a seguir adelante y asegurarnos de que nadie sufre lo que vosotros». Al mismo tiempo, les anima a denunciar estos casos a las fuerzas de seguridad y a las autoridades eclesiales.