El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, que además de secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe es uno de los organizadores de la cumbre antipederastia del Vaticano, ha recordado que la Iglesia no tiene medidas coercitivas para encarar los abusos sexuales y ha manifestado que la colaboración con las autoridades judiciales es fundamental.
Así lo ha puesto de manifiesto durante el briefing de la primera jornada de la Cumbre antipederastia convocada por el Papa y que reúne en el Vaticano a 190 participantes. Durante esta jornada, se han presentado también 21 propuestas concretas de reflexión.
«No tenemos medidas coercitivas. No es que tengamos nostalgia de los métodos de la inquisición, pero la jurisdicción del Estado es esencial», ha señalado durante la rueda de prensa posterior a las sesiones de trabajo que han comenzado esta mañana para erradicar los casos de abusos por parte del clero.
Scicluna ha manifestado que las autoridades civiles tienen «métodos de coerción y un modus operandi distinto a la hora de hablar de afrontar los delitos mala conducta». «En los casos de pornografía no tenemos los medios de investigación necesarios para ver si un individuo es un pastor adecuado», ha reseñado en este sentido.
Cultura de la información frente al encubrimiento
Además, ha puesto de manifiesto que los obispos «no deberían actuar solos» al encarar estos casos sino «en comunión». Por ello, ha resumido que ha quedado patente que la Iglesia debe poner en práctica una «cultura de la información» frente a la cultura del encubrimiento y del silencio que «sigue existiendo».
Por su parte, Federico Lombardi ha informado que también se han discutido diversas consideraciones sobre procedimientos jurídicos, como los juicios y las condenas, así como la necesidad de imponer reglas en los programas de formación de seminaristas.
Asimismo, sobre la mesa de esta reunión para trata la pederastia en la Iglesia ha estado la necesidad de la transparencia. «Hace falta que las víctimas tengan un acceso fácil a la denuncia y también que la comunidad pueda acometer de forma sencilla sus responsabilidades», ha dicho.
Por su parte, el sacerdote Hansa Zollner, nos de los organizadores del encuentro histórico en el Vaticano ha señalado que «siguen fallando los obispos» que «no logran cumplir con sus responsabilidades». «Los abusos no son solo un problema solo de EE. UU. o América Latina», ha acotado. Por ello, ha insistido en la necesidad de «buscar nuevas formas de rendición de cuentas».
Previamente, en las alocuciones de la mañana, Scicluna se ha dirigido a los participantes recordando precisamente a los obispos su deber de denunciar casos de abusos sexuales de los que tengan conocimiento y a contribuir en los posible para que las investigaciones se concluyan «sin demoras innecesarias».
Derecho y deber de denunciar
«Es fundamental que la comunidad sepa que tiene el deber y el derecho de denunciar la mala conducta sexual de una persona a la diócesis o a la orden religiosa», ha señalado el prelado. Así, ha pedido que se respete «la competencia de las autoridades estatales» al hacer hincapié en la conexión adecuada que la Iglesia local debe tener con la jurisdicción civil.
Scicluna ha sido el segundo en tomar la palabra y ha centrado su discurso en el protocolo que debe seguir la jerarquía episcopal y los Superiores de órdenes religiosas y congregaciones para asumirse la responsabilidad en los casos de conductas sexuales inapropiadas por parte del clero: «Se nos ha confiado el cuidado de nuestro pueblo es nuestro deber sagrado, por lo tanto, proteger a nuestro pueblo y garantizar la justicia cuando se ha abusado de ella».
En primer lugar ha llamado a los obispos a colaborar con las autoridades civiles durante los procesos originados por las acusaciones a abusos de menores al destacar que «las leyes deben ser respetadas» e incidir en la cooperación con las distintas instancias jurídicas «por el bien de la Iglesia y por el bien de la sociedad en general».
En esta línea, el prelado ha desatacado la importancia de que las autoridades eclesiásticas tomen las decisiones «en forma colegial» y puedan contar con la asesoría de expertos para que los obispos puedan acompañar pastoralmente a las víctimas, a los sacerdotes acusados, a la comunidad de los fieles y a la sociedad en general.
«El resultado de la investigación de la mala conducta sexual del clero a menores de 18 años debe ser remitido a la Congregación para la Doctrina de la Fe y, en este caso, el ordinario del lugar está autorizado para aplicar medidas cautelares que limitan o prohíben el ejercicio del ministerio», ha explicado.
Selección de candidatos al sacerdocio
Por otro lado, el prelado ha incidido en la importancia de la selección de los candidatos al sacerdocio al sugerir que «deben ser estudiados y aplicados a fondo los recientes documentos de la Congregación del clero, como la Ratio Fundamentalis». «Es necesario prestar la máxima atención al tema de la tutela de los menores y de los adultos vulnerables, vigilando cuidadosamente que quienes solicitan la admisión a un seminario o a una casa de formación, o quienes presentan la solicitud para recibir las Órdenes, no incurran de alguna manera en delitos o situaciones problemáticas en este ámbito», ha destacado.
«Los formadores deben garantizar un especial y pertinente acompañamiento personal a quienes hayan sufrido experiencias dolorosas en este ámbito», ha incidido. Y en esta línea ha manifestado en el programa, tanto de la formación inicial como de la formación permanente «se deben insertar lecciones específicas, seminarios o cursos sobre la protección de los menores».
Finalmente ha hecho hincapié en que la necesidad de que la Iglesia pueda «reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables».
«Invito a pedir perdón por los pecados propios y ajenos y a comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión», ha concluido.
Tagle, contra los encubridores
Previamente, el arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internacional, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, ha arremetido contra los responsables eclesiásticos que han encubiertos los casos de abusos sexuales y ha pedido que se logre justicia, pero también promoviendo el perdón.
«Nuestra falta de respuesta ante el sufrimiento de las víctimas hasta el punto de rechazarlas y de tapar el escándalo para proteger a los autores y a las instituciones ha dañado a nuestro pueblo y ha dejado una herida profunda en nuestra relación con los fieles», ha manifestado en su intervención.
Así, ha instado a encarar los problemas «sin que se repitan mecanismos» que se quieren eliminar. Tagle ha señalado que la Iglesia debe reconocer que no merece el perdón de los fieles, sino que este será «un regalo» o «una gracia en el proceso de sanación».
El purpurado filipino que ha abierto la sesión con su alocución dedicada a la responsabilidad de los obispos a los que ha llamado a «asumir su responsabilidad personal» y ha instado a los obispos a «hacer todo lo que esté en su poder y capacidad» para que los vulnerables estén «a salvo».
Sobre el proceso de sanación ha explicado que no hay que «elegir entre las víctimas y el abusador» y que hay que abordar el problema desde «la justicia y el perdón». Así, ha dicho que la iglesia debe ser una «comunidad de justicia marcada por la comunión y la compasión». «No debemos descuidar su mundo interior», ha señalado en relación a los abusadores y encubridores.