Santuario de la Virgen de Lord, un rincón secreto del paraíso
Hay lugares donde se hace más obvio que la tierra y el cielo se rozan: la belleza del universo creado, una fuerza espiritual que llena de paz, la tradición de siglos que penetra en el alma como por ósmosis… En el pre-pirineo leridano, el santuario románico dedicado a la Virgen de Lord ha re-inaugurado el templo y la hospedería: y se ha convertido en un rincón secreto del paraíso
Belleza
El enclave natural del monasterio es un auténtico banquete para los sentidos. Remolinos de nubes cambian la tonalidad de multitud de especies vegetales. El embalse de la Llosa del Cavall contribuye a generar un espejo natural de un paisaje mágico. Las celebraciones litúrgicas escapan del ritmo frenético actual y se enmarcan en un templo que ornamenta la oración. La presencia de animales y la huerta también dan un encanto especial al entorno, además de hacer las delicias al estómago, con productos sabrosos y auténticos.
Paz
Habitualmente, la sociedad contemporánea brinda sendas materialistas como camino hacia la plenitud. Este lugar, en el que la naturaleza y la gracia fluyen como en un manantial, ofrece un encuentro con el silencio: con lo más auténtico de uno mismo y con la grandeza de Dios. La experiencia de almas de Mosén Joan, que atiende el santuario y la hospedería, facilita la exploración interior y una comprensión renovada de las Sagradas Escrituras, y el compartir de la paz re-descubierta.
Tradición
Este santuario es testigo de siglos de plegaria, sacrificio y oración de muchos devotos. Por eso, esconde historias asombrosas en el seno de la comunidad benedictina que puebla el monasterio. Tal es el caso de Javier Sartorius, deportista de élite que abandonó su carrera para ganar un trofeo aún mayor, poco antes de tropezar con la muerte en plena juventud.
Encuentro con Dios
El atajo hacia el Cielo tiene el nombre de la Virgen María, que en la imagen de la Virgen de Lord se representa con una talla policromada. El Niño Jesús está de perfil, con la cara acercada a la de su Madre como besándola. Ella deja escapar una lágrima, que se convierte en consuelo seguro de los peregrinos que acuden a visitarla a esta muela de piedra con 1.146 metros de altitud.
Cómo llegar
Al santuario no se puede acceder por carretera. Desde el pueblo más cercano, Sant Llorenç de Morunys, parte una pista forestal que llega al pie de un risco. Allí puede dejarse el vehículo. El peso se sube con una vagoneta de mercancías, mientras que los peregrinos pueden salvar el desnivel de 700 metros con un Vía Crucis jalonado por piedras.
Más información: www.comunitatdelord.org.