Santos Montoya, obispo auxiliar de Madrid: «Nuestra autoridad es la del servicio y la de levantar al caído» - Alfa y Omega

Santos Montoya, obispo auxiliar de Madrid: «Nuestra autoridad es la del servicio y la de levantar al caído»

Carlos González García
Foto: José Luis Bonaño

Este jueves, 18 de octubre, la localidad madrileña de Villanueva del Pardillo, que está celebrando la festividad de su santo patrono, sonríe distinto. «Dios nos convoca en torno al altar porque nuestra vida le interesa. Y nosotros hoy, en esta fiesta de san Lucas –un ejemplo de caridad evangélica–, nos vamos a dejar transformar por lo que Dios quiere». Detrás de esta propuesta de vida, y abrazado a cada una de estas palabras, se halla el obispo auxiliar de Madrid, Santos Montoya. El prelado, en su deseo de llegar a todas las periferias de la ciudad para «reflejar el amor de Dios», está visitando pastoralmente la parroquia San Lucas Evangelista.

Foto: José Luis Bonaño

A las 12:00 horas, con el ángelus advirtiendo la Anunciación y Encarnación del Verbo, comenzaba la Eucaristía. La iglesia, repleta de fieles, dejaba entrever la alegría de un pueblo que pone su confianza, de principio a fin, en las manos del pastor que allí los reunía: «Es una alegría poder celebrar esta fiesta» porque «si la vivimos con la propuesta del Señor, es más fiesta». Y Dios «no viene a aguar la fiesta, sino a potenciarla». El obispo auxiliar, acompañado por el párroco del municipio y numerosos sacerdotes del arciprestazgo, ha recordado la propuesta que la Iglesia hace a todos sus hijos… «Uno es enviado en la Iglesia» y, por eso, «hoy tomamos conciencia de acudir al llamamiento del Señor».

Foto: José Luis Bonaño

«Dichosos los que se esfuerzan en construir la paz»

Arropado por una comunidad grande y perfectamente organizada, el prelado ha alentado a los fieles presentes a estar del lado de la paz y a ser sus mensajeros. Y lo ha hecho de la mano del profeta Isaías, quien anunciaba «qué hermosos que son los pies del mensajero que anuncia la paz». Porque, tal y como ha destacado el obispo, «el que está a la escucha de Dios, es un mensajero de la paz».

Y dichosos, también, los pies sobre los montes, «es decir, sobre las dificultades». Porque la paz «está constantemente amenazada», y ante eso, «dichosos y felices los que, por encima de las dificultades, se esfuerzan en que se construya esa paz».

Foto: José Luis Bonaño

Mensajeros y colaboradores de la mies

A continuación, poniendo su mirada en el Evangelio, monseñor Montoya ha destacado cómo, en cada palabra proclamada, «se nos han ido mostrando las características de ser enviado». Así, descubrimos que «somos enviados y trabajadores». Por tanto, «si somos enviados a una misión, somos colaboradores de esa misión». Y «si somos trabajadores, no somos los dueños» porque «el dueño de la mies es otro». En esta misma línea, el prelado ha subrayado que «no nos creamos dueños y señores de nada», sino «mensajeros y colaboradores de la mies».

Tras un instante de silencio, ha fijado sus ojos en la asamblea para animarlos a preguntarse si saben «cuál es o puede ser el lugar de trabajo en este envío del Señor», y «para qué y para quién trabajamos», así como si «nuestras» actitudes –porque cada una de las palabras proclamadas la hacía, también, suya– «están siendo las que nos propone el Evangelio».

Foto: José Luis Bonaño

«Tengamos gestos que vayan en la dirección de las palabras»

Somos enviados «como corderos en medio de lobos». Lo cual, «nos está diciendo que hay lobos y, por tanto, dificultades y personas que tienen otra manera de entender la vida». Y, sin embargo, se nos dice que «seamos como corderos», porque «ante los corderos, nadie se siente amenazado». Por tanto, ha destacado el prelado que «ante nuestra presencia como enviados, nadie se sienta amenazado» porque «nosotros imitamos al Maestro, al Buen Pastor». Porque «nuestra autoridad es la del servicio, la de levantar al caído, la de ayudar al que debe ser ayudado».

Foto: José Luis Bonaño

En ese recorrido de vida, ha incidido en que «se nos envía para que tengamos palabras de verdad y de consuelo», y «para que tengamos gestos que vayan en la dirección de las palabras: actitud de corderos con palabras de bien y con gestos de caridad». Y con ese propósito, el obispo auxiliar ha pedido la intercesión de san Lucas, «el hombre fiel que ha sabido escuchar el mensaje y ponerlo por escrito», para que «su fidelidad y su cercanía al Señor nos ayuden a ser los colaboradores que Dios quiere». A él, ha concluido, «le debemos estos mensajes de salvación que hoy hemos escuchado».

Foto: José Luis Bonaño

Unidos, de la mano del pastor, para celebrar la vida

Tras la Misa, los pardillanos, con el pastor a la cabeza, han peregrinado, en procesión, con la imagen de san Lucas hacia la Iglesia antigua, situada en el centro de la población.

Una vez allí, los fieles han compartido una limonada y un aperitivo, servido por la Hermandad de San Lucas. Después, el obispo auxiliar ha mantenido una comida con los sacerdotes del arciprestazgo.

Foto: José Luis Bonaño

La visita pastoral será clausurada el domingo 21 de octubre con una solemne Eucaristía, a las 12:00 horas. A partir de las 14:30 horas, la plaza de la Iglesia antigua acogerá la tradicional paella parroquial.