Santa María del Parque sale a las plazas «desde la comunión y la alegría»
Familias que acudieron a esta parroquia sin practicar la fe se han incorporado a la vida de la comunidad
En pleno distrito de Hortaleza, entre las viviendas de la Unidad Vecinal de Absorción y el antiguo pueblo que da nombre al barrio, se levanta desde los años 70 del siglo pasado la parroquia de Santa María del Parque. Por sus aceras correteaban entonces los niños de las numerosas familias que vivían allí. Pero esos niños ya han volado del nido y hoy las aceras son el lugar de encuentro de los mayores. «Sin embargo, en los últimos años han venido familias jóvenes y emigrantes, sobre todo de Venezuela, Perú y Colombia», cuenta el párroco, Juan Ignacio Merino. Eso ha cambiado de alguna manera la parroquia, ya que los nuevos vecinos «viven su fe con mucha fuerza». Lo notan por ejemplo las seis comunidades del Camino Neocatecumenal, pues la mayoría de sus últimas incorporaciones proceden del otro lado del Atlántico.

Por todo ello, las salas y despachos están ya habitualmente ocupadas. «El edificio se nos ha quedado pequeño», confirma Merino, que sueña con «crecer hacia arriba», construyendo más plantas sobre las que ya hay.
En este contexto de crecimiento, los bautismos y matrimonios «han sido un cauce de encuentro con la gente del barrio, sobre todo con los nuevos vecinos», explica el párroco. «Eso nos permite palpar la realidad en la que vive la gente», añade, pues «muchos de los que vienen a pedir sacramentos no llevan una vida de fe. Eso es una ocasión magnífica para evangelizar». De hecho, algunas familias que establecieron un primer contacto en los cursos prematrimoniales y prebautismales ya se han incorporado con normalidad a sus actividades.
Conocimiento mutuo
La pastoral, como es habitual, abarca todas las edades. La catequesis de infancia no es abundante porque hay menos niños en el barrio que antes; aunque «últimamente han empezado a venir algunos niños de colegios públicos». En cuanto a los mayores, hay un grupo de Vida Ascendente, una pastoral que se completa con la atención de los sacerdotes a una residencia de ancianos muy cercana. Y, entre medias, los jóvenes: «Nos vamos con 60 de ellos al Jubileo en verano», señala Merino, que cuenta asimismo que durante el año hay varias representaciones teatrales y musicales que para la parroquia «son una forma de evangelizar» a estas edades.
De hecho, este deseo de llevar a Dios a los demás hace a las comunidades neocatecumenales salir a las calles y plazas del barrio varios días al año para que algunos hermanos den testimonio de su historia con el Señor. Un signo parecido es el que realizan los presbíteros tras las Misas dominicales: «Salimos revestidos a saludar a la gente. Es un momento de conocimiento mutuo, que sirve para pulsar» cómo están los feligreses. «Ha generado mucha comunión».

En cuanto a la labor de Cáritas, Santa María del Parque atiende habitualmente a entre 35 y 40 familias desfavorecidas, que van cambiando debido a la gran inestabilidad de este sector de la población tan sensible al aumento de los precios de la vivienda. Algo que ya no se hace es el reparto directo de alimentos, porque ahora se da a las familias tarjetas de supermercado, de modo que puedan ir a comprar con normalidad como cualquier otra persona. «Lo que sí seguimos haciendo es dar ayudas para la luz, alquiler y gastos de sanidad, sobre todo a personas de fuera de España que vienen a nuestro país con mucha necesidad, en situaciones bastante vulnerables», cuenta Merino.
De esta manera, tanto en la caridad como en la pastoral y también en la evangelización, en Santa María del Parque «nos vamos adaptando para dar respuesta a la evolución de la sociedad», siempre «con los dones que nos ha regalado el Señor en estos últimos años: la comunión y la alegría».