Razones permanentes para la alegría cristiana - Alfa y Omega

Razones permanentes para la alegría cristiana

Bertone, Forte, Ladaria, Müler, Ouellet, Scola, Sepe…: son apellidos de algunos de los más estrechos colaboradores del Papa. Todos ellos, junto a destacadas personalidades del mundo de la cultura, presentaron, en varias Universidades italianas, los dos volúmenes hasta ahora publicados del libro Jesús de Nazaret, de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. Fue una idea del profesor Giuseppe Costa, director de la Librería Editrice Vaticana. Según el propio Benedicto XVI, su libro no es un acto de magisterio, pero, en todo caso, se trata de un trabajo científico de altísimo nivel. La festividad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, y la celebración del Día del Papa son una ocasión única para rendir homenaje al Santo Padre y ofrecer algunos fragmentos del libro Jesús de Nazaret en la Universidad, que, coordinado por Pierluca Azzaro, acaba de editar la Librería Editrice Vaticana y que, como nuestros lectores pueden leer en la contraportada de este número, es prologado por el secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein

Redacción
El Papa en Castel Gandolfo.
1
Una profunda convicción

Pierluca Azzaro, coordinador del proyecto Jesús de Nazaret en la Universidad

Joseph Ratzinger, en este libro, como en todo su recorrido intelectual, tiene la profunda convicción de que fe y razón van de la mano, por su propia naturaleza; y de que, por el contrario, su escisión lleva consigo un saber tan inhumano y amoral como no coherente con las profundas exigencias de la razón en toda su amplitud. Pero, si es así, y si la separación entre fe y razón es como la gran enfermedad que ha afectado al saber científico, entonces la reafirmación y la reintroducción, en el pensamiento europeo, de una razón sabia y, a la vez, de una sabiduría razonable, podría significar algo así como un pozo de agua fresca para un sediento. El libro Jesús de Nazaret, escrito por el Papa, ha sido leído y debatido (hasta ahora) en diez grandes universidades italianas; comentado, con inteligencia y pasión, tanto por teólogos y eclesiásticos como por profesores de varios ámbitos del saber, creyentes y no creyentes. Al acoger este libro en la universidad, no se abren las puertas de las aulas a un peligroso enemigo de la objetividad y de la independencia de la investigación, sino, por el contario, a un precioso aliado de una ciencia que es violentada si se le impide acceder a la sabiduría, a la dimensión trascendente.

Durante una presentación de Jesús de Nazaret.
2
También el Papa se pregunta por la verdad

Cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI

El Papa es bien consciente de que «la búsqueda contemporánea del Jesús histórico parece haber perdido el rostro auténtico del Señor, reduciéndolo a una oscura figura del pasado, de la cual nada se podría afirmar con certeza, a no ser que fue, como mucho, un moralista, un revolucionario o un predicador». Precisamente por esto, al hablar de la inmensa necesidad que hay de la búsqueda del rostro de Cristo hoy, no se puede no tener en cuenta y no subrayar con un cierto dolor lo que un poco demasiado a menudo han enseñado y difundido algunos teólogos. Es interesante recordar, a este propósito, lo que el propio Papa quiso decir a los sacerdotes, al concluir el Año sacerdotal: «Hay una teología que proviene de la arrogancia de la razón, que quiere dominarlo todo y hace pasar a Dios de sujeto a objeto que nosotros estudiamos, mientras lo que debería ser es el sujeto que nos habla y nos guía. Esto realmente es un abuso de la teología que es arrogancia de la razón y no nutre la fe, sino que oscurece la presencia de Dios en el mundo». Todo el camino de la fe que la Iglesia ha recorrido a lo largo del tiempo, y sigue recorriendo hoy, es un camino que nace justamente del encuentro con una Persona real, viva y verdadera, cuyas manos que nos bendicen son como un techo que nos protege.

El cardenal Marc Ouellet, junto al escritor Claudio Magris y el padre Lombardi.
3
Más que un libro

Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos

Más que un libro, éste de Benedicto XVI es un testimonio conmovedor, fascinante y liberador. Se lee de un tirón sin interrupciones, y el lector se siente llevado al encuentro con Jesús, una figura familiar que se revela más cercana todavía en su humanidad que en su divinidad. Cuando se acaba de leer, se querría continuar el diálogo, no sólo con el autor, sino con Aquel del cual el autor habla. Además del interés de un libro sobre Jesús, es el libro de un Papa que se presenta con humildad en el foro de los exegetas, para confrontar con ellos sus métodos y los resultados de sus investigaciones. La finalidad del Santo Padre es la de ir con ellos más lejos, ciertamente en estricto rigor científico, pero también en la fe en el Espíritu Santo que enseña las profundidades de Dios. En este foro, los fecundos intercambios predominan con mucho sobre los acentos críticos. Al final de esta lectura de una obra que acerca al lector al verdadero rostro de Dios en Jesucristo, no me queda más que decir: ¡Gracias, Santo Padre! Un servicio así a la Iglesia y al mundo, en las actuales circunstancias y con los condicionamientos que se pueden intuir, merece más que una palabra o un gesto de gratitud.

4
La vida misma

Claudio Magrís, escritor

La vida eterna, dice el Evangelio, es conocer a Dios. Jesús no anuncia el fin del mundo, sino la caída continua de nuestro mundo dentro de nosotros mismos y nuestra necesidad de afrontarlo. Lo eterno, escribe Joseph Ratzinger, en las más hermosas páginas de Jesús de Nazaret, es la vida verdadera: la expresión vida eterna no significa la vida que viene después de la muerte, mientras la vida actual es precisamente pasajera y no una vida eterna. Vida eterna significa la vida misma, la vida verdadera, que puede ser vivida también en el tiempo y que luego no es desmentida por la muerte física. Esto es lo que interesa: abrazar, ya desde ahora, la vida, la vida verdadera, que ya no podrá ser destruida jamás por nada ni por nadie.

El cardenal Scola presenta el libro en la Universidad Maria Assunta, de Roma.
5
Historia y fe

Luis Francisco Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Historia y fe se dan la mano, se entrecruzan, inseparables pero nunca confundidas, en esa original síntesis que son los evangelios cristianos, de los que Joseph Ratzinger quiere hablar y a los que quiere dejar la palabra. Por eso, dejémosle a él la palabra. El Papa se fía de los evangelios. No hace de ellos una lectura ingenua, naturalmente. En pocas palabras, se podría decir que este libro trata del Jesús de la Historia visto con los ojos de la fe. Ésta no añada nada, no aporta nada desde fuera, pero descubre e ilumina lo que ya está dentro. La fe y el amor iluminan y agudizan la vista. No descubren lo que no hay, sino lo que hay y a primera vista no aparece; no añaden nada a la figura de Jesús, pero iluminan lo que en Él se encierra y sólo se le desvela al creyente. Credo ut ingelligam, decían los antiguos. Con el mismo espíritu también nosotros podríamos decir hoy: Credo ut videam: creo para ver. Ésta es la razón permanente de la alegría cristiana.

Padre Luis F. Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
6
Hoy, como en Emaús

Cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán

Si quiere ser exhaustiva, cualquier reflexión o diálogo sobre Jesús de Nazaret no puede evitar la desconcertante Resurrección. Desde la mañana de Pascua, una cadena ininterrumpida de testigos ha confiado a la Historia el anuncio de Jesús resucitado, primicia de la resurrección de entre los muertos. Todo el cristianismo se sustenta o no sobre la verdad de este hecho y la decisión respecto a él. Efectivamente, anunciar a Jesús resucitado es anunciar a Jesús como contemporáneo; es decir, afirmar la posibilidad de encontrarlo y seguirlo aquí y ahora; en una palabra, de ser salvados por Él hoy. El camino que lleva hoy a la confesión de la fe en el Resucitado es el mismo que tuvieron que recorrer los primeros cristianos. El episodio evangélico de Emaús describe paradigmáticamente su dinámica. Como esclarece Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, «el episodio sobre los discípulos de Emaús describe el camino hecho juntos, la conversación en la búsqueda común, como un proceso en el que la oscuridad de las almas se va esclareciendo, poco a poco, gracias al acompañamiento de Jesús». El corazón de todo hombre, en todo tiempo y lugar, por muy confuso que pueda estar su caminar por los caminos de la vida, grita la necesidad de salvación. Todo hombre, incluso en las más profundas e insondables fibras de su ser, invoca a un Salvador. Pero la cuestión de las cuestiones es que sólo puede salvar alguien que sea victorioso para siempre sobre la muerte y que hoy se relacione gratuitamente conmigo.

Gesù di Nazareth all’università
Autor:

Joseph Ratzinger – Benedetto XVI

Editorial:

Libreria Editrice Vaticana

Año de publicación:

2012

Páginas:

416

Precio:

17,10 €