Es frustrante que la única medida económica propia que al PP se le permite llevar a cabo sea la liberalización total de horarios comerciales, 365 días al año, 24 horas al día. Más precariedad laboral, más rupturas familiares, menos cohesión social, ¿para que venga a comprar quién? Angela Merkel nos haría un favor si nos obligara a parecernos a los alemanes, también en el respeto al descanso dominical. Y eso que allí la medida originaría menos trastornos, por la mayor presencia de grandes empresas, las beneficiarias de estas políticas. Según la OCDE, las empresas alemanas con menos de 10 empleados son sólo un 83 % del total, frente al 93 % de España. ¿Cómo se organizarán ahora los empleados de estas empresas?
«El reposo dominical común es de una importancia fundamental» para la sostenibilidad social, advirtió monseñor Gianni Ambrosio, Vicepresidente de la Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), durante un encuentro, el 12 de julio, entre representantes religiosos e instituciones comunitarias, organizado por la Comisión. Se debatió en el Parlamento Europeo sobre cómo salir del desierto demográfico. El diagnóstico fue claro: hace falta invertir en estabilidad familiar; en matrimonios sólidos, libres para tener los hijos que quieran; se necesita un entorno social más apto para niños, menos mercantilizado.
Son ese tipo de debates los que preocupan hoy al mundo desarrollado. Alguien podrá decir que, en Alemania, con una previsión de déficit este año de apenas el 0,5 %, no tiene mucho mérito que el gran debate del momento sea concentrar las nuevas ayudas a las familias en plazas de guardería, o extenderlas a las madres que prefieran aplazar su regreso al trabajo para cuidar en casa del bebé. Pero la cuestión es que una sociedad, en términos generales, bastante más materialista que la española, nos da toda una lección de que, sin un cambio de valores, estamos abocados al suicidio. ¿Qué ha originado esta crisis? Según denunció en Bruselas el obispo de Almería, monseñor González Montes, la causa hay que buscarla en «el deseo de enriquecimiento fácil, rápido y sin escrúpulos». El problema era el mismo, antes y ahora: «Una concepción materialista de la vida, que ha fomentado el egoísmo en la economía», y «un populismo irresponsable e inmoral» en la dirección política. Ésa es la mentalidad que rige el comportamiento de los especuladores que se ceban con nosotros en las Bolsas… Quien a hierro mata, a hierro muere. La especulación nos encumbró, y ahora nos pone de rodillas.
Definitivamente, necesitamos recuperar el domingo.