Queda el aguijón de si será suficiente - Alfa y Omega

Algo que me duele mucho de mi día a día aquí es cuando me encuentro con alguna persona desatendida, dejada, abandonada. Personas ancianas, con discapacidad o niños que necesitan de otros para poder acudir a consulta, para seguir bien un tratamiento, para realizar una cura.

Nos encontramos con familiares que no les atienden. Nosotros visitamos en las casas a aquellas personas que no pueden desplazarse, les damos los medicamentos. Pero en más de una ocasión nos hemos encontrado con que no les dan esa pastilla que tienen que tomar y, a la siguiente revisión, siguen sin estar controlados.

Me hace sufrir porque, obviamente, aunque nosotros hagamos la parte que nos toca, siempre queda ese aguijón de: «¿Será suficiente?». No podemos ir persona por persona de Jean Rabel dando la medicación, haciendo un papel que no nos corresponde. Pero, en cierto modo, a veces me siento participando de la dinámica de «dejar morir».

Gracias a Dios que, cuando entro en esta espiral de oscuridad, está ahí para darme luz. Para hacerme ver que, Él cuenta conmigo, con cada uno de nosotros. Pero su Misericordia, su Amor por cada criatura es mucho mayor que la pequeñita tarea que realizamos. Y que necesita de esa gota que nosotros ponemos, pero que Él está velando por cada gota que hace que cada persona sea atendida, acompañada y consolada.