«Que volviera a ser la misma madre» - Alfa y Omega

«Si después de esta vida volviera a nacer, una sola cosa le pediría Dios: que mi madre volviera ser la misma madre». Un joven de mi pueblo de Alcuéscar me enseñó hace unos meses el tatuaje que se había hecho en el pecho. Me llamó la atención de verdad y, por qué no decirlo, me emocionó. Le di la enhorabuena por la verdad tan grande que se había tatuado. Si volviéramos a nacer cada uno de los que estamos leyendo este artículo, seguramente podríamos decir lo mismo: nos gustaría volver a tener la misma madre.

Escribo este artículo en torno a la fiesta de la Inmaculada que acabamos de vivir, con el deseo de que cada uno que lo lea pueda valorar y recordar con mucho cariño a nuestras madres. ¿Qué hubiese sido de nuestra vida sin ellas? ¿Cómo hubiésemos vivido en familia si no hubiésemos tenido esa madre que, desde que nacimos, con tanto esmero nos cuidó y nos mimó para que seamos ahora lo que somos?

Lo dije en la homilía de la solemnidad de la Inmaculada y lo vuelvo a decir en este artículo: «Tenemos que conseguir que al decir “María” digamos “madre” y al decir “madre” todo el mundo pueda decir “María”». Estamos a punto de comenzar las fiestas de Navidad. Durante estas cuatro semanas de Adviento nos estamos preparando para celebrar por todo lo alto esta fiesta en torno a María. Vamos a vivir intensamente estos días recordando a esas mujeres que nos han dado la vida y a las que tanto debemos, y celebrando a nuestra Madre del cielo, la Virgen Santísima.

Tenemos mucha suerte de tener una Madre común, la del cielo. Con ella nos sentimos protegidos y cuidados. Por eso, también nosotros podríamos hacernos un tatuaje que dijese: «Si volviera a nacer, una sola cosa pediría a Dios: tener por Madre a María». Como decía san Juan de Ávila, prefiero estar sin pellejo que sin devoción a la Virgen Santísima. Renovémosle nuestro amor y tengámosla muy presente en nuestra vida. Terminemos el tiempo de Adviento de su mano para así vivir la Navidad como aquella primera Navidad a los pies de la Virgen, Madre de Jesús y Madre nuestra.