¿Qué es una profanación?
Con propiedad, habría que hablar de sacrilegio. Profanación es tratar como profano algo que es sagrado, pero aquí estamos ante algo mucho más serio, porque hay una intención en muchos casos de odio a lo sacro. Es un odio a la fe que en realidad es un odio a Cristo y a todo lo que es santo, y que se concreta en un atentado contra la Eucaristía o en la destrucción de imágenes. Son actos diabólicos, inspirados por el espíritu del mal, que se dirigen fundamentalmente contra la Eucaristía y contra el templo como espacio consagrado.
¿Sucede lo mismo cuando la intención es simplemente el robo de objetos de valor?
Es verdad que hay diferentes grados de culpabilidad, atenuantes y agravantes, pero el acto de robar un copón con las Sagradas Formas es objetivamente grave. Puede haber alguien que no sabe lo que está haciendo, que roba por el valor que cree que tienen los vasos sagrados y no tiene otras intenciones, pero siempre es un atentado a lo más sagrado.
¿Hay momentos del año en los que aumentan los sacrilegios?
Sí, los actos diabólicos aumentan en torno a fiestas cristianas, sobre todo en torno a la Pascua y a la Navidad. Parece que es cuando más enfurecido está el enemigo. También hay que mencionar Halloween, porque tiene un significado muy específico para el mundo de las tinieblas. San Pablo dice que tenemos que armarnos porque estamos ante una guerra espiritual; nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los espíritus del mundo de las tinieblas. Ese mundo usa a algunas personas que hacen de vehículos y se prestan a sus intenciones.
¿Qué se hace con las Sagradas Formas en estos casos?
Lamentablemente, se hacen cosas que la vergüenza impide decirlas.
¿Qué podemos hacer los cristianos?
Reparar. La reparación es algo constante. En esto Fátima es una guía a seguir, pues allí el Ángel de la paz enseñó a los niños a reparar ante el Santísimo. Y también tenemos que interceder. Las dos cosas van juntas. La justicia de Dios exige reparación, y su misericordia exige intercesión. Esto es importante porque nuestra oración puede llevar a la conversión a las personas que hacen esto. Ha habido casos de satanistas que se han arrepentido y han vuelto su vida a Cristo.
¿Qué se hace en una Misa de desagravio?
Es un acto de reparación de manera litúrgica. El objetivo es satisfacer la justicia de Dios a través del reconocimiento, la alabanza y la adoración de Cristo Eucaristía. Se trata de vencer el mal con el reconocimiento de la majestad de Dios y de su amor.
¿Cómo se puede reparar de manera personal?
Una forma es repetir las oraciones que enseñó en Fátima el Ángel a los niños: «Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores». Hay otra oración muy sencilla: «Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman». Son fórmulas muy sencillas dictadas por el Cielo, que podemos recitar también delante de un sagrario o de forma espontánea en la intimidad del corazón.