Primer mensaje del Papa emérito leído en público
«La alegría exige ser comunicada. El amor exige ser comunicado. La verdad exige ser comunicada. Quien ha recibido una alegría, no puede guardársela sólo para sí mismo, debe transmitirla»…
«La alegría exige ser comunicada. El amor exige ser comunicado. La verdad exige ser comunicada. Quien ha recibido una alegría, no puede guardársela sólo para sí mismo, debe transmitirla». Éste es el mensaje -el primero leído en público desde su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae– que Benedicto XVI envió a los alumnos de la Pontificia Universidad Urbaniana con motivo de la inauguración de un Aula Magna con el nombre del Pontífice emérito.
En su escrito, Benedicto XVI anima a los alumnos a ser anunciadores creíbles de Jesucristo frente a quienes afirman que la religión como tal está superada y piensan que sólo la razón crítica debería orientar el actuar del hombre: «El hombre se hace más pequeño, no más grande, cuando no hay espacio para la mirada dirigida a Dios».
También se dirigió el Papa emérito a los participantes del IV Congreso de la Fundación Ratzinger, en Colombia, celebrado bajo el título El respeto por la vida, camino para la paz. «El compromiso por la paz -tan importante en un mundo marcado por la violencia- inicia con el respeto incondicionado de la vida del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios y dotado de dignidad absoluta», les dijo. El Santo Padre Francisco, que también saludó a los congresistas de Colombia y les recordó la «relación inseparable que une la paz al respeto por la vida humana», descubría, días después, un busto de bronce de Benedicto XVI en la Pontificia Academia de las Ciencias, y se refería al Papa emérito como «un gran Papa, grande por la fuerza y penetración de su inteligencia; grande por su contribución a la teología; grande por su amor a la Iglesia y al ser humano; grande por sus virtudes y su religiosidad».