Zamora ya tiene un diácono permanente - Alfa y Omega

Zamora ya tiene un diácono permanente

Antonio Vela fue llamado a este ministerio, el primero en la historia de la diócesis, durante una peregrinación a Tierra Santa. «Sentí una necesidad muy grande de servir a Dios», confiesa

José Calderero de Aldecoa
Vela durante su ordenación. Foto: Diócesis de Zamora.

El pasado sábado 25 de febrero Antonio Vela se convirtió en el primer diácono permanente de la diócesis de Zamora. «La verdad es que fue emocionante. No pude contener las lágrimas, sobre todo cuando me acordé de mi madre, que falleció hace 16 años», rememora Vela, que estuvo acompañado por su padre, su esposa, sus tres hijos y sus siete nietos.

El camino de este maestro jubilado de 68 años hacia la estola cruzada —símbolo del diaconado— comenzó en 2012 durante un viaje a Tierra Santa. «Yo por aquel entonces no tenía ni idea de qué era esto de ser diácono permanente, pero en aquella peregrinación sentí en un momento dado una necesidad muy grande de servicio a Dios, a la Iglesia y al prójimo».

Antonio le contó aquella experiencia a un sacerdote, que le habló del diaconado permanente. «Entonces estaba destinado como maestro en Getafe y fue en esta diócesis donde comencé el proceso. Luego ya me jubilé y me fui a Zamora», aclara.

En esta ciudad castellana fue recibido por el obispo, Fernando Valera, que en diciembre tuvo que firmar el decreto de instauración del diaconado permanente porque no existía este ministerio en Zamora. Ser un pionero, sin embargo, no lo lleva nada bien. «La verdad es que yo prefería haber pasado más desapercibido», confiesa.

«No me gusta darme bombo y, además, me siento un tanto desbordado. Sois muchos los medios de comunicación que habéis pedido una entrevista», agrega a Alfa y Omega. Vela hubiera declinado participar en ellas si no llega a ser por el vicario encargado de los ministerios laicales y ordenados de Zamora, quien le dijo que era algo histórico para la diócesis, y normal que la gente le llamara.

Ahora, el diácono permanente está destinado en la unidad pastoral de Valer de Aliste, que comprende siete pueblos, dos parroquias de Zamora capital y el monasterio de las clarisas. «Estoy con dos sacerdotes. Uno se queda para atender las necesidades de la ciudad, otro va a hacer cuatro Misas en cuatro pueblos y de los otros tres pueblos me encargo yo. Hago la celebración de la Palabra. Nos vamos turnando para que en todos los pueblos haya Misa cada 15 días», concluye.