Prefecto de la Congregación para el Clero:«No pensábamos que los laicos fueran tan maduros»

Prefecto de la Congregación para el Clero:«No pensábamos que los laicos fueran tan maduros»

Lázaro You Heung-Sik bebe de su experiencia como obispo de Daejon (Corea del Sur) para ilustrar cómo serán los sacerdotes en una Iglesia más sinodal

María Martínez López
Heung-Sik fue recibido por el cardenal Osoro en su casa. Foto: Archimadrid.

«Nunca pensé en venir a Roma a servir al lado del Papa» como prefecto de la Congregación para el Clero, confiesa el obispo coreano Lázaro You Heung-Sik. De hecho, «me asusté mucho» al recibir la propuesta en junio. «Pero escuché la voz del Espíritu Santo, y rezando a María y mirando a los mártires coreanos comprendí que debía decir que sí». No será la primera vez que los entre 10.000 y 30.000 compatriotas católicos asesinados en el siglo XIX, o los que tuvieron que esconderse en las montañas, surjan en la conversación con Alfa y Omega de este coreano, casi recién aterrizado en el Vaticano. A pesar de ser el primer católico de su familia, siente el «orgullo de descender» de ellos.

En los poco más de seis meses que lleva en el cargo, el prefecto ha tenido ya bastante contacto con España: conoció a la mayoría de sus obispos durante la visita ad limina de los últimos meses. Y esta semana ha visitado Madrid para participar en las V Jornadas de Actualización Pastoral para Sacerdotes de la Universidad San Dámaso y la Vicaría del Clero. Allí, ha profundizado en La formación al ministerio presbiteral en el cambio de época. En los encuentros con los obispos españoles, relata a Alfa y Omega, constató cómo «incluso dentro de un mismo país» se pueden encontrar «situaciones muy diversas» en la aplicación de la Ratio fundamentalis sobre la formación sacerdotal.

Más aún entre distintas partes del mundo. «Muchos lo han hecho bien y ya han puesto en práctica su ratio nacional». Otros aún están preparando la implementación. «No es fácil», por ejemplo, «en los países pequeños con pocos católicos». En estos casos, desde la congregación «intentamos servirlos, ayudarlos», orientarlos, ofrecerles documentación y «darles valor».

Una de sus recomendaciones clave es que este proceso sea sinodal, para evitar tener luego que descartar textos elaborados por «cuatro o cinco expertos en torno a una mesa» porque «la realidad concreta es diferente». Él mismo ha sido testigo del contraste en Corea entre la adaptación y aplicación de la Ratio fundamentalis anterior, aprobada en 1985, cuando era rector del seminario de Daejon, y la actual, que ha promovido como obispo. «Ahora han participado los formadores, algunos profesores, y también los seminaristas y el pueblo».

Padre, hijo y hermano

No en vano, junto a la formación humana, intelectual, espiritual y pastoral, «el Papa Francisco habla de la importancia de la formación comunitaria» de los sacerdotes. You Heung-Sik recuerda el impacto que tuvo en Daejon el sínodo diocesano que celebraron entre 2015 y 2018. Al escuchar a los laicos, y dentro de ellos a las mujeres y los jóvenes, tanto él como sus sacerdotes se sorprendieron: «Vaya, no pensaba que fueran tan maduros». Esta constatación llevó a que «los sacerdotes empezaran a hablar menos», a valorar más a los seglares y a actuar de forma menos clerical. Desde entonces, «viven con más fraternidad y más amor por su comunidad, viven con ella como todos los creyentes, escuchando, participando y buscando con los demás».

Como afirmó en su conferencia, aunque «la identidad del presbítero no cambia en su sustancia, pues está enraizada en la llamada de Cristo, la figura del sacerdote y su ministerio están llamadas siempre a definirse de nuevo». ¿Cómo será en una Iglesia más sinodal? Según afirma a Alfa y Omega, para el prefecto el «sacerdote óptimo» es el que «cambia de papel continua y dinámicamente». Es decir, «es hijo de la comunidad», porque nace de ella y «Jesús instituyó el sacerdocio ministerial para servirla». También es «padre», en la celebración de la Eucaristía y los demás sacramentos. Y es «hermano, parte de ella comunidad». Cuando sabe vivir bien estos roles, «volviéndose padre, hijo o hermano» según corresponda, se construye «la Iglesia que queremos», en la que «muchos problemas actuales desaparecerían».

Otra prioridad para Francisco es que la formación sacerdotal sea «misionera». Algo que incluso pudo tener que ver con su elección para dirigir la Congregación para el Clero. Poco antes de abandonar su país en agosto, You Heung-Sik relató a nuestra colaboradora Ester Palma cómo el Papa había compartido que le «gustaría que más sacerdotes coreanos salieran de misioneros desde Corea a otros países», para extender por toda la Iglesia universal la «pasión y ardor misionero» de los mártires del país. El mismo You Heung-Sik, desde que tomó posesión como obispo de Daejon en 2005, envió a 16 misioneros a países tan diversos como Japón, Taiwán, Francia o Chile. «Allí hacen el bien, y ellos vuelven siendo mejores, porque cuando uno hace cosas por el Señor recibe gracias».

Retos teológicos en el siglo XXI

En el marco del 25 aniversario de la erección canónica de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, la inauguración de las jornadas de actualización pastoral corrió a cargo del cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo emérito de Madrid. Analizando La teología en la Europa del siglo XXI, subrayó que uno de los retos actuales es «superar la soberbia del hombre» contemporáneo; algo que «solo se puede hacer volviendo a Cristo». Es urgente además «anunciar el Evangelio de la esperanza, hacerlo llegar y vivirlo». Desafíos para los que hace falta «buena formación teológica, doctrinal y científica».