Pedro Aguado ya es obispo de Huesca: «Creo en una Iglesia sencilla y misionera» - Alfa y Omega

Pedro Aguado ya es obispo de Huesca: «Creo en una Iglesia sencilla y misionera»

Durante su ordenación episcopal y toma de posesión, ha pedido trabajar por «una Iglesia sin exclusión ni exigencia de perfección para formar parte de ella». Este domingo tomará posesión en la diócesis de Jaca

Ester Medina Rodríguez
Aguado durante la ceremonia de su ordenación episcopal y toma de posesión como obispo de Huesca
Aguado durante la ceremonia de su ordenación episcopal y toma de posesión como obispo de Huesca. Foto: Diócesis de Huesca.

Después un año y medio, la diócesis de Huesca ya cuenta con un nuevo obispo al frente. El escolapio Pedro Aguado, que fue designado como obispo de esta diócesis y la de Jaca por el Papa Francisco en marzo de este año, ha celebrado su ordenación episcopal y toma de posesión de la diócesis oscense este sábado en la catedral de Huesca.

La Eucaristía ha estado presidida por el cardenal João Braz de Aviz, prefecto emérito del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, acompañado por otros obispos, como Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza, y Vicente Jiménez, arzobispo emérito de Zaragoza y administrador apostólico de Huesca y de Jaca. También ha estado presente Roman Walczak, consejero de la nunciatura en España y representante de la nunciatura de la Santa Sede en España. En total, más de 500 personas han presenciado la ceremonia desde el interior del templo, mientras que otros fieles han podido seguirla desde fuera gracias a pantallas instaladas para ello.

En su intervención inicial, Jiménez ha recordado que tanto Huesca como Jaca son diócesis que pertenecen «a la llamada España poco poblada». Un elemento al que ya hicieron referencia los obispos de Aragón en una carta pastoral en 2019, en la que se ofrecía «un rayo de luz y esperanza ante la grave situación de despoblación, envejecimiento, y dispersión en nuestras diócesis». En ese escrito al que Jiménez ha aludido, se hace «un elogio de lo pequeño frente a la valoración de los números y las masas, frente a la dictadura de la productividad y las apariencias».

«Te animo y te invito a que te insertes en este surco evangelizador, a que tengas sueños y los realices», le ha instado al nuevo obispo. «No cedas a las tentaciones de la cantidad o la eficiencia, no te preocupes por no aparecer en los medios de comunicación por ser obispo de diócesis pequeñas y periféricas. No te asustes por las debilidades y falta de recursos. No podemos permitir que el impulso evangelizador se vea bloqueado por ser pocos y mayores, o por la nostalgia de un pasado».

Entre los presentes, ha habido una numerosa representación de la familia escolapia, ya que hasta ahora Aguado era el superior de general de la Orden de las Escuelas Pías. A ellos y a todas las instituciones presentes les ha agradecido su acompañamiento en un día tan especial. «Creo en una Iglesia sencilla, apostólica, misionera, sinodal, capaz de asumir para ella las prioridades del Evangelio», ha expresado en sus palabras al final de la Misa. «Una Iglesia que no piense en sí misma, sino en aquellos a los que es enviada, capaz de suscitar en los jóvenes el deseo de Evangelio. Una Iglesia para todos, acogedora y abierta al mundo en el que vivimos. Teniendo clara su identidad y mensaje, pero que entienda que en ningún lugar de esa identidad aparece la exclusión de nadie o la exigencia de perfección para formar parte de ella».

Escudo episcopal de Pedro Aguado, el nuevo obispo de Huesca

Cuatro símbolos protagonizan el escudo del nuevo obispo. Unos distintivos que «expresan lo que soy y lo que ha ido configurando como religioso y sacerdote a lo largo de mi vida. No he elegido ningún símbolo ligado a ningún lugar concreto, ni siquiera al lugar en el que nací, sino que son símbolos que expresan mi experiencia de vida y de fe y que proyectan y fortalecen mi vida», ha expresado.

Por un lado, la imagen de María, «asociada a la espiritualidad mariana que siempre he vivido como escolapio». Por otro, el escudo de la Orden de las Escuelas Pías y también las sandalias de san José de Calasanz, desgastadas de tanto caminar. «Un símbolo de la entrega a la misión que deseo que siga marcando mi caminar». Por último, un cuaderno y un lápiz, emblemas de la educación «que ha marcado completamente mi vida y mi vocación».