¿Para qué sirve ayunar contra la eutanasia? - Alfa y Omega

La Conferencia Episcopal Española ha convocado a los católicos españoles a una Jornada de ayuno y oración este miércoles 16 de diciembre «para pedir al Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana». Lo hacen en vísperas de la aprobación en el Congreso de la Ley de Eutanasia, que para los obispos «se ha realizado de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado de alarma, sin escucha ni diálogo público». Jaime López Peñalba, profesor de Teología Espiritual en la Universidad San Dámaso, aclara el sentido de la práctica del ayuno en este contexto.

¿Por qué ayunar, y no simplemente orar?

Puede parecer que son cosas complementarias cuando en realidad están muy unidas. El ayuno es una experiencia de Dios como lo es la oración, y encierra el mismo deseo de unirse a Dios. El ayuno es una forma de unirse a Jesucristo, y es también una experiencia penitencial, nos hace solidarios con el Señor que sufre. Por eso se propone en este día vinculado al proyecto de ley sobre la eutanasia, porque el Señor también está preocupado y doliente por cómo se está tomando la vida de los más vulnerables. El ayuno nos sintoniza con sus sentimientos.

¿Es eficaz? ¿Sirve para algo ayunar?

Es muy eficaz. La Tradición considera que es una de las vías más sólidas para que el hombre se vuelva más libre y maduro. Y más allá de un nivel natural, la eficacia del ayuno está presente en el Evangelio cuando Jesucristo envía a los apóstoles a predicar y hacer milagros y algunos vuelven decepcionados porque algunos demonios se les han resistido. Hay presencias vivas del mal que solo se pueden combatir con oración y ayuno. Nosotros también tenemos la vocación de combatir contra el mal, cada uno desde su trinchera, y seguir así la indicación de Jesús. Ante una ley como esta, el ayuno sirve para que se haga evidente el hambre de justicia que tenemos y de la que seremos saciados; así miramos a Dios para que cumpla su promesa.

¿Cómo ayunar? ¿Hay algún modo concreto de hacerlo?

Hay una indicación eclesial vinculada a la liturgia del Miércoles de Ceniza y del Viernes Santo, que indica una sola comida grande al día, con otras dos pequeñas como sustento. Pero en un caso como este, que no está vinculado a la liturgia, hay más libertad personal. El gesto del ayuno depende de cada uno y de sus circunstancias. No hay obligación de ayunar de determinada manera.

¿A Dios le gusta nuestro ayuno?

Hay una anécdota de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz que cuentan los carmelitas. Están paseando por Ávila y pasan junto a una viña cargadísima de uvas, y él dice: «No nos atraerían las uvas si tuviéramos más conciencia de la justicia de Dios». Y ella responde: «Nos las comeríamos mucho más contentos si estuviéramos más convencidos de su misericordia». Aquí se ven los dos acentos que la misma Escritura pone sobre la penitencia: la necesidad de nuestra conversión y el deseo de destruir nuestros ídolos para que tengamos hambre solo del Cielo. Este es el fin del ayuno: tener hambre de Dios.

¿Y qué pasa si al final se aprueba la ley?

Queda el signo y el testimonio de la Iglesia, que no es poco. Creo que los obispos han acertado mucho con esta iniciativa, porque han alentado la resistencia que tiene que plantear la Iglesia en cuanto sociedad espiritual. Así damos testimonio de que esta batalla es sobrenatural, y la Iglesia necesita mucho ser un signo para el mundo. A los católicos nos orienta a ser conscientes de que esto es un combate que cada uno lucha desde el metro cuadrado en el que le ha puesto Dios. Todos juntos orando luchamos con las armas de la luz.

Si al final se aprueba la ley, la Iglesia seguirá siendo un signo y los cristianos seguiremos llamados al combate contra el mal, a cuidar de los débiles y a denunciar la injusticia. Está en juego que representa esta ley para una sociedad que quiere ser más humana. Se nos abren las carnes con los refugiados que mueren en el mar y con los niños secuestrados en Nigeria, por eso tenemos el deber de recordar a esta sociedad cómo nos tomamos la debilidad, sobre todo después de este tiempo de pandemia.