«Para las mujeres tener hijos es una carrera de obstáculos»
La Fundación “la Caixa” analiza por qué las mujeres no tienen todos los hijos que dicen querer tener. Hombres, empresas y administraciones «podrían hacer más»
«España tiene una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo: 1,3 hijos por mujer, y es uno de los países de Europa con más mujeres sin hijos. Sin embargo, las mujeres siguen afirmando que desean tener una media de dos hijos. Hay, pues, una brecha entre la fecundidad deseada y la lograda». Este es el punto de partida del informe ¿Por qué las mujeres no tienen todos los hijos que dicen querer tener?, que acaba de publicar el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”. «Parece que para la sociedad todo esto no es un problema, pero lo es y va a más», asegura la socióloga Mariona Lozano, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, autora del estudio junto a la investigadora Alicia Adserà, de la Universidad de Princeton.
Para Lozano, el desequilibrio demográfico que padece España «se va a agravar cuando la generación del baby boom empiece a jubilarse. Si ahora tenemos una estructura poblacional en forma de rombo, en breve vamos a pasar a una pirámide invertida, donde unos pocos van a tener que sostener a muchos, algo totalmente insostenible».
Esta situación encuentra su raíz cuando hace 30 o 40 años «mejoraron las condiciones socioeconómicas y cambió la mirada sobre el hecho de tener hijos». En esos años «la mujer cambió su rol y entró de manera masiva en el mercado laboral», algo que sin embargo «no fue acompañado por la entrada del hombre de manera masiva en el hogar».
Aquí la socióloga toca el primero de los tres puntos sobre los que recae la culpa de la situación actual, junto al papel de las empresas y al de las administraciones. «Los hombres no han acabado de asumir su corresponsabilidad en las tareas de cuidado», asegura. De hecho, «las encuestas sobre el uso del tiempo revelan que son las mujeres las que llevan el mayor peso a la hora de gestionar la casa y los hijos, sobre todo cuando son más pequeños».
En cuanto a la responsabilidad de las empresas, Mariona Lozano reconoce que «hay muchas que ofrecen todo tipo de posibilidades para que sus empleados puedan conciliar, pero llegan hasta donde llegan». En este ámbito, un cambio necesario es modificar los horarios de trabajo: «¿Qué familia se puede permitir que los padres tengan que parar una hora o más para comer, retrasando los tiempos de los cuidados en casa? Nuestros horarios son poco racionales», afirma.
A esto se añade la precariedad del mercado laboral, los bajos salarios y la temporalidad, lo que hace que «para muchas mujeres el poder tener un hijo sea una carrera de obstáculos». Para ilustrarlo, la socióloga menciona otro estudio de “la Caixa”: los investigadores respondieron de manera anónima a diferentes ofertas de trabajo con el mismo currículo, pero cambiando los nombres. «Ante las mismas condiciones se prefería siempre al varón», dice la socióloga, que lamenta que «a la mujer se le ha colgado el estereotipo de que se podría quedar embarazada, que se va a ausentar más y que va a ser una trabajadora menos productiva».
Por último, acerca del papel de las administraciones, Lozano señala que la falta de gasto público en política familiar «es endémica en España, de las más bajas de la UE», pues hasta el momento «los gobiernos han preferido gastarse el dinero en pensiones, quizá porque en este sector de la población tienen más votantes. Los políticos miran a corto plazo y no se dan cuenta de lo barato que resultaría hoy en día cubrir las necesidades de la etapa de 0 a 3 años».
Echando la vista a otros países, hay dos modelos de actuación en este campo: el nórdico, en el que se dan trasferencias directas a las familias, entre otros beneficios y desgravaciones; y el de Estados Unidos, donde el mercado laboral «es tan flexible que no te penaliza si te sales unos años para poder cuidar a tu familia».
En España la situación se complica, por las altas tasas de desempleo juvenil y un mercado laboral que «castiga el desarrollo profesional de las mujeres que quieren ser madres». De hecho, un estudio del Banco de España muestra que cuando nace el primer hijo se abre una brecha salarial que las perjudica a ellas, una brecha que 20 años después sigue sin cerrarse. «Todo esto desincentiva muchísimo a la hora de decidirse a tener hijos», dice la investigadora.
Y si antes bastaba con un solo sueldo para mantener a una familia, ahora son necesarias las parejas de doble ingreso para sacar a la familia adelante. «Tienen que trabajar los dos –corrobora Mariona Lozano–. Si no, es imposible. Tampoco es justo que las mujeres tengan que renunciar a todo aquello para lo que han estado formándose durante años».
La solución a todo esto es «multifactorial» y todos los actores implicados «podrían hacer más», pero, ¿por dónde empezar? La socióloga apuesta por «mejorar la política laboral». «Los demás temas se irían resolviendo en efecto dominó. Hay que facilitar buenos empleos con buenos sueldos y buenos horarios. Esto es básico, y además es lo que podría sostener nuestro sistema de pensiones».
«Sin duda –concluye Lozano–, tener hijos beneficia a todos, pero tiene unos costes. Mientras estos costes sigan recayendo exclusivamente en las mujeres, lo vamos a tener difícil».
El cardenal Osoro presidió el pasado sábado a mediodía en Santa Micaela y San Enrique los bautizos de varios niños procedentes de las colas del hambre de la Fundación Madrina, que entrega alimentos y enseres de bebé desde hace 21 años a madres en situación de vulnerabilidad, una labor que se ha incrementado especialmente durante la pandemia.