Padre Sylvester Heereman: El don de experimentar la propia insuficiencia y miseria - Alfa y Omega

Padre Sylvester Heereman: El don de experimentar la propia insuficiencia y miseria

«Nuestra esperanza radica sólo en Jesucristo, en la fuerza de su gracia y misericordia divina», y, «en este sentido, es una oportunidad y un don de Dios cuando la Iglesia experimenta en sus hombres y mujeres, en sus estructuras e instituciones la propia insuficiencia y miseria», dice el padre Heereman, el joven sacerdote alemán de 38 años, a quien el cardenal De Paolis encomendó la responsabilidad de pilotar la renovación de la Legión de Cristo y del movimiento Regnum Christi, como vicario general, en estos momentos en los que el director general se encuentra impedido por motivos de salud. «Esta experiencia, vivida con fe y confianza en la misericordia, es la mejor plataforma para, nuevamente, lanzarnos a transmitir la luz de Cristo», afirma

Ricardo Benjumea
Ordenación sacerdotal de 61 Legionarios de Cristo, por el cardenal De Paolis, en la basílica romana de San Pablo Extramuros (2010).

El de Benedicto XVI ha sido descrito como un pontificado penitencial, de vuelta a las raíces y de purificación de la Iglesia. «Sentirse pecador es una de las cosas más lindas que le pueden pasar a alguien», porque «el pecado asumido rectamente es el lugar privilegiado de encuentro personal con Jesucristo salvador» y con su misericordia, decía el cardenal Jorge Bergoglio en el libro-entrevista El Papa Francisco.

Pero no por lindo deja de ser doloroso el proceso. Si alguien lo ha experimentado en sus carnes son los Legionarios de Cristo. La conmoción que produjeron las revelaciones sobre la doble vida de su fundador obligó a la Legión a replantearse muchas cosas. Fue duro tener que desprenderse de elementos que parecían importantes, pero que, en definitiva, no eran lo esencial, la razón fundamental por la que miles de hombres y mujeres consagraron sus vidas a Dios a través del sacerdocio, como Legionarios de Cristo o como laicos del movimiento Regnum Christi. La experiencia de purificación que ha llevado a cabo la familia de los Legionarios encierra, así, importantes lecciones para el conjunto de la Iglesia.

Nuestra esperanza está en la misericordia divina

Sobre todo ello, dice a este semanario el padre Sylvester Heereman, vicario general de los Legionarios de Cristo:

«La Iglesia está compuesta por hombres y mujeres que, por su propia naturaleza, son, somos, imperfectos. Así pues, creo que la Iglesia nunca estará plenamente preparada para cumplir su misión de ser luz del mundo, precisamente como no lo estamos ninguno de nosotros. Por otro lado, creo firmemente que siempre, aun en los momentos de fracaso y de mayor debilidad, nuestra propia naturaleza también posibilita dejar traslucir algo del brillo de Aquel que es la Luz. No podemos pretender una Iglesia perfecta, como no podemos esperar o pensar que nosotros mismos algún día estemos definitiva e irreversiblemente convertidos. Nuestra esperanza de cumplir la misión radica sólo en Jesucristo, en la fuerza de su gracia y de la misericordia divina. En este sentido, es una oportunidad y un don de Dios cuando la Iglesia experimenta en sus hombres y mujeres, en sus estructuras e instituciones, la propia insuficiencia y miseria. Esta experiencia, vivida con fe y confianza en la misericordia, es la mejor plataforma para, nuevamente, lanzarnos a transmitir la luz de Cristo. Decía san Pablo: Es cuando estoy débil que soy fuerte. Justamente en la debilidad y contradicción de nosotros mismos nos damos cuenta de que Él es el fuerte, de que Él es nuestra luz y de que lo único que espera de nosotros es que demos testimonio humilde y valiente de esta gran verdad».

Nada nos puede separar del amor de Dios

El padre Heereman no tiene más que palabras de agradecimiento hacia Benedicto XVI, que «ha sido un verdadero buen pastor para el Regnum Christi y los Legionarios de Cristo». Bajo su guía, «la experiencia que hemos vivido y estamos viviendo los Legionarios de Cristo y miembros del movimiento Regnum Christi ha sido y es gracia, que nos puede preparar para servir mejor, con renovado compromiso y arrojo, a la Iglesia. Desde la experiencia de la fidelidad de Dios, queremos colaborar en la tarea de la nueva evangelización. Ahora podemos anunciar, con nueva convicción, que no hay nada que nos puede separar del amor de Dios, y creo que es justamente éste el mensaje que necesita escuchar el hombre que ha dado la espalda a Dios. Comunidad de pecadores, define el Papa Benedicto a la Iglesia, comunidad de pecadores que precisa de una constante renovación interior».

Nueva evangelización es conversión permanente

Conversión y misión son dos caras de la misma moneda. «Uno no puede dar lo que no tiene», dice el vicario general de los Legionarios de Cristo. «Por eso la nueva evangelización requiere siempre una conversión permanente del corazón de cada uno de nosotros en Cristo, y sólo a través de esa conversión, podemos evangelizar y cumplir con el mandato que nos recuerda Marcos, el evangelista: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. Aquél fue el inicio de la primera evangelización. Si queremos lanzarnos a una nueva evangelización, tenemos que saber que ésta ha de pasar, necesariamente, por nuestros corazones».