No todo está perdido para la familia - Alfa y Omega

No todo está perdido para la familia

Redacción

El Instituto de Estudios de la Familia, de la Universidad CEU San Pablo, a través de su Cátedra Extraordinaria, convoca la I Jornada sobre Familia Balbuena de la Rosa, con el tema Familia: ¿crisis o evolución?, que se celebrará mañana y el sábado en dicha Universidad. En esta Jornada intervendrán, entre otros, monseñor Juan Antonio Reig Plà, presidente de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española; don Jaime Mayor Oreja, presidente del Grupo Popular del Parlamento europeo; y doña Janne Haaland Matlary, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales.

El director de la Cátedra, don Francisco José Contreras, explica que esta Jornada tiene un triple objetivo: «Lanzar la alarma sobre la erosión de la familia —descenso de la tasa de nupcialidad, aumento de la de divorcios, descenso de la natalidad…—; poner de manifiesto que no se trata de una simple evolución (o de la saludable floración de nuevos modelos de familia), sino de una auténtica crisis». Y, en último lugar, «recordar lo que la sociedad se juega en ello».

Aunque las leyes aprobadas en diversos países hacen pensar que se está extendiendo una mentalidad que relativiza el matrimonio y la familia, el señor Contreras afirma que este cambio no tiene por qué ser irreversible: «Si las reformas de los últimos tiempos parecen apuntar hacia ahí, es porque la nueva izquierda sesentayochista va ganando, hasta ahora, la batalla de las ideas en este tema. Pero es preciso contraatacar. No todo está perdido», como demuestran el rechazo de los Parlamentos australiano y alemán, y de 32 Estados de Estados Unidos, a la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio. Asimismo, «varios países de Europa del Este han incluido en sus Constituciones artículos que consagran la obligación estatal de promover el matrimonio» natural «y la familia. En muchos países se está tomando conciencia de que la disolución de la familia es un grave problema social. España, como de costumbre, va con algunas décadas de retraso».