El mundo entero ha presenciado estupefacto lo que ahora llamamos el restablecimiento del califato, fundador de la Turquía moderna. La protesta contra este restablecimiento no ha impedido a los yihadistas del Estado Islámico cometer y continuar cometiendo acciones criminales indescriptibles.
Este Consejo Pontificio, todos aquellos que están comprometidos en el diálogo interreligioso, los seguidores de todas las religiones y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, no pueden sino denunciar y condenar sin ambigüedades estas prácticas indignas del hombre:
la masacre de personas por el solo motivo de su profesión religiosa;
la práctica execrable de la decapitación, la crucifixión y de colgar los cadáveres en la plazas públicas;
la elección impuesta a los cristianos y a los yasidíes entre la conversión al Islam, el pago de un tributo o el éxodo;
la expulsión forzada de decenas de miles de personas;
el secuestro de mujeres como botín de guerra;
la imposición de la práctica salvaje de la infibulación;
la destrucción de los lugares de culto.
Ninguna causa puede justificar una barbarie así, y mucho menos religiosa. Se trata de una ofensa extremadamente grave hacia la Humanidad y hacia Dios. La dramática situación de los cristianos, de los yasidíes y de otras comunidades minoritarias en Irak exige una toma de posición clara y valiente por parte de los responsables religiosos -incluso musulmanes-, de personas comprometidas con el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena voluntad. Todos deben ser unánimes en condenar sin ambigüedad alguna estos crímenes.
Los responsables religiosos también están llamados a ejercer su influencia sobre los Gobiernos para que cesen estos crímenes, el castigo de quienes los cometen y el restablecimiento de un Estado de derecho en todo el territorio, garantizando el regreso de los expulsados a sus casas. Estos mismos jefes religiosos no deben dejar de subrayar que ayudar, financiar y armar el terrorismo es moralmente condenable.
Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso
Declaración sobre el Califato de Irak