Nace la editorial Érase: «La buena literatura es la antítesis de las ideologías» - Alfa y Omega

Nace la editorial Érase: «La buena literatura es la antítesis de las ideologías»

Hay «novelas que se centran más en transmitir una serie de ideas que en contar una buena historia», opina María Loreto Ríos, que junto a Pedro Lara ha lanzado un proyecto editorial para hacer justo lo contrario

José Calderero de Aldecoa
Pedro Lara y Loreto Ríos
Pedro Lara y Loreto Ríos. Foto: Isabel Pacheco.

¿Qué los impulsó a montar la editorial?
María Loreto Ríos: Fueron varias cosas. Como lectora, hace un tiempo empecé a notar que había dejado de comprar literatura contemporánea. Me gusta mucho la fantasía y la literatura juvenil, pero poco a poco me fui dando cuenta de que volvía siempre a los mismos: Tolkien, Lewis… Y a los clásicos de la literatura. Quizá haya demasiadas novedades, o más cantidad que calidad, o novelas que se centran más en transmitir una serie de ideas que en contar una buena historia. Hace un par de años, hablando con Diego Blanco Albarova, le comenté que tenía el deseo de crear una editorial para jóvenes y le expuse mis inquietudes. Me dijo: «El otro día hablé con un chico que tenía la misma idea». Así fue como me puse en contacto con Pedro, y fuimos dando pasitos hasta que por fin ahora hemos conseguido arrancar el proyecto.

El mundo de la cultura no es ajeno al partidismo ideológico. ¿Afecta también al ámbito de la literatura?
Pedro Lara: Sin duda, y no es nada nuevo. Ya en el siglo XIX, Charles Dickens advertía contra los peligros de modificar los clásicos para adaptarlos a la ideología de turno. Tanto él como otros supieron ver que las ideologías ofrecen una visión distorsionada y empobrecida de la realidad, que pretenden moldear para adaptarla a un conjunto de abstracciones. En este sentido, la buena literatura es la antítesis de las ideologías y constituye un gran antídoto contra las mismas. Y esto porque las buenas historias nos sumergen de lleno en la realidad, con toda su complejidad y su riqueza, su tragedia y su grandeza, que se resisten a simplificaciones y reducciones ideológicas. Contra la impaciencia y la violencia de las ideologías, suscitan en el lector paciencia y prudencia.

¿Es un reto el acceso de los jóvenes a la lectura? ¿Y son las redes sociales un obstáculo en este camino?
M. L. R.: Según el último informe de la Federación de Gremios de Editores de España, el rango de edad con mayor población lectora es de los 14 a los 24 años. Es un panorama bastante alentador. Las redes sociales tienen dos vertientes, creo. Es cierto que niños y jóvenes están expuestos a una sobreestimulación constante de pantallas e imágenes desde muy pequeños. Esto ya está demostrado que afecta negativamente a su desarrollo y genera una imaginación muy pasiva. La lectura supone, en cierto modo, un esfuerzo cognitivo y, si estás acostumbrado a no tener que imaginar nada y a que te lo den todo hecho, puede que no llegues a aprender a disfrutarla, buscando solo una satisfacción inmediata que las redes sociales y las pantallas sí ofrecen. Sin embargo, también es verdad que las redes sociales se pueden usar bien y traer muchas cosas positivas. De hecho, hay muchas cuentas que recomiendan buenos libros, e incluso clubs de lectura a través de Instagram que hacen mucho bien.

¿Cuál es la primera obra que van a publicar?
P. L.: La octava flecha. Odiseo en el Inframundo, una aventura épica en la que acompañamos a Odiseo y Diomedes, dos conocidos héroes de la guerra de Troya, mientras atraviesan los nueve círculos del Infierno de Dante. El autor, J. Augustine Wetta, hace gala de una imaginación y una erudición desbordantes para llevarnos de la mano por una emocionante odisea en la que nos encontramos con diversos héroes y monstruos de la mitología griega (y alguna que otra celebridad histórica), al tiempo que exploramos los rincones más recónditos y oscuros del alma de Odiseo. Se me ocurre que una buena forma de describir esta obra puede ser esta: el examen de conciencia más concienzudo, divertido y emocionante que jamás se ha hecho. Porque, en cierto modo, todos somos Odiseo y, como le ocurre a él, la geografía del infierno es muchas veces la geografía de nuestras almas. Será misión del lector descubrir hasta qué punto es así y averiguar qué hay detrás del portal inferior.