Las dominicas de Lerma lanzan una Escuela de Lectura: «Entendemos a Dios, pero necesitamos vivirlo»

Con el fin de ayudar a la formación en la fe, las dominicas de Lerma han organizado una Escuela de Lectura que va más allá de lo intelectual. «Queremos crecer en conocimiento y vivencia de nuestra fe, experimentando un crecimiento espiritual que sea una experiencia real del amor de Cristo», afirma sor Leticia, madre priora de la comunidad. 

De esta manera, las conocidas como «monjas del reto» han creado un foro en el que participan ya 4.500 lectores que han tenido la oportunidad de acercarse ya a tres libros: Vivir de veras con Cristo vivo, del padre Mendizábal, Jesús, ocúpate tú, sobre don Dolindo Ruotolo, «que fue el alma gemela del padre Pío», dice la priora, y Háblame al corazón, de Vicente Borragán. El siguiente será un libro inédito de un escritor italiano sobre la amistad en María y la amistad con María. 

Todo ello ha tenido un recorrido, como explica sor Leticia: «Primero hemos tratado sobre las bases de nuestra fe, para después aprender a confiar en Dios y darnos cuenta de cómo Él sale a por nosotros en nuestras vicisitudes». El último libro surgió porque «la gente nos estaba demandando ahondar más en la Palabra de Dios y para ello Borragán, dominico como nosotras, nos muestra que Dios nos habla continuamente y que tenemos que entrar en el Espíritu para poder escuchar».

En este sentido, en su opinión «muchos cristianos han tenido y tienen su Biblia en la estantería pero no le sacan provecho. Ha estado secuestrada durante siglos y después del Concilio Vaticano II se ha convertido en un tesoro a recuperar». 

Cada semana, los lectores reciben la propuesta de abordar una parte del libro en cuestión. Durante tres meses, sor Leticia lanza reflexiones o preguntas sobre lo leído y al acabar su lectura organza un coloquio online para compartir inquietudes y responder preguntas. 

Con la experiencia de todos estos meses, sor Leticia ha advertido «la sed de la gente de tener una experiencia real con Cristo vivo. La gente necesita tocar a Dios, que su fe pase de la cabeza al corazón», porque muchas veces «entendemos a Dios, pero lo vivimos».

Así, cuando esto sucede, «tienes una certeza inamovible, descansas porque sabes que Dios está contigo de una manera real, no solo intelectual. Y así es más fácil confiar y poner en juego tu vida», añade. De hecho, «el cristianismo solo empieza de verdad cuando tienes una experiencia real de Dios. Si llegas a eso, puedes tocar el Cielo aquí en la tierra, y tu vida cambia completamente».