Monseñor Aguirre: «Muchas veces me pregunto: ¿dónde estás, mi Dios?»
República Centroafricana siempre ha sido uno de los países más pobres de la tierra, pero hasta hace cinco años la convivencia entre católicos (30 %), protestantes (35 %) y musulmanes (15 %) era ejemplar. La aparición de grandes recursos minerales como el oro, el coltán o el manganeso desató la codicia de las potencias internacionales que provocaron la sangrienta guerra en la que el país se halla todavía inmerso.
«La paz se quebró cuando vimos llegar desde Chad a mercenarios y yihadistas armados enviados desde Arabia Saudí y los países colaterales para desestabilizar el país», recuerda monseñor Aguirre, obispo de Bangassou, uno de los invitados estrella a este EncuentroMadrid.
«Vinieron a estrangularnos como depredadores para buscar las materias primas. Quisieron venderlo a la prensa como si fuera una guerra de religión entre musulmanes y no musulmanes. Pero era una pantalla de humo; en realidad vinieron a por los minerales y para ello rompieron el país a trozos». Pronto otras potencias como Rusia, EE. UU., Israel o China, llegaron al país para llevarse su parte del pastel.
El obispo fue noticia hace año y medio cuando se interpuso junto con otros sacerdotes entre cientos de milicianos que pretendían ametrallar a un grupo de 2.000 musulmanes. Aguirre recordó aquellos hechos: «Las balas nos pasaban rozando. Algunos sacerdotes se escondían detrás de mí, pero yo les decía: “No os preocupéis, recordad que caerán 1.000 a tu izquierda y 10.000 a tu derecha, y a ti no te tocarán”».
Confiesa que ante estas situaciones, muchas veces se pregunta: «¿Dónde estás, mi Dios?». Y recurre a un símil para explicar cómo entrar en el misterio del sufrimiento: «Cuando estás ante el ordenador, hace falta una contraseña para entrar en el archivo del sufrimiento humano gratuito, y la contraseña es “el Jesús del Calvario”, que nos dice que tenemos que pasar por la tribulación para llegar tres días después a la Resurrección».