Mi primer viaje con el Papa - Alfa y Omega

Este Papa lo quiere todo. Hablar con todos. Estar en todas. Y no parece que sus 85 años le vayan a frenar. A Benedicto XVI le conocí de lejos, en la JMJ de Colonia, apenas cuatro meses después de la muerte de su amigo. Y allí ya me cautivó este vecchietto alemán, que no quiso ser Juan Pablo III. Es valiente porque es humilde, pensé entonces.

Siete años después, lo he comprobado a pocos metros. Este hombre ha decidido que, mientras el cuerpo le obedezca, no será él quien evite la ocasión. Estar en el mismo avión, a 20 asientos de distancia, impresiona. Escucharle sin altavoces ni pantallas de por medio sobrecoge. Ser testigo de cómo se han cumplido todas y cada una de sus intenciones, es un privilegio que aún estoy asimilando.

Ha sido mi primer viaje como periodista del Papa. Sólo Dios sabe qué más vendrá. Pero ya puedo decir, como el pueblo elegido en esas mismas tierras: Dayenú. Con esto habría bastado.