Mi amigo: selfies contra la violencia anti-rohinyá en Myanmar
Más de 2.000 jóvenes de Myanmar (antigua Birmania) se han sumado ya a una campaña que pide subir a las redes sociales selfies en los que salgan juntos personas de distintas etnias y religiones. La campaña pretende ser un antídoto contra la violencia y los discursos incendiarios de los radicales budistas hacia la minoría musulmana rohinyá, que se están acentuando a medida que se acercan las elecciones de noviembre
Un grupo de estudiantes de Myanmar han lanzado una campaña de selfies en las redes sociales para promover la tolerancia y luchar contra el odio y la violencia entre musulmanes y budistas, en medio de una erupción de retórica del odio y maltrato a la minoría musulmana de esta nación del sudeste asiático. La mayoría budista de Myanmar (antigua Birmania) ha puesto a los musulmanes rohinyá de forma creciente en los últimos años en el punto de mira de la violencia y ha pedido a los funcionarios del Gobierno que los expulse de los límites de la nación.

Esto es especialmente digno de atención en un país que acudirá a las urnas al final de este año para elegir un nuevo Parlamento y presidente. De hecho, a medida que se acercan las elecciones, los movimientos nacionalistas y los grupos extremistas han inundado el escenario político con palabras de odio y ataques contra la minoría rohinyá.
Para contrarrestar esto, los promotores de la campaña My friend (Mi amigo) han empezado a subir selfies multiétnicos a redes sociales como Twitter y Facebook, mostrando a budistas y musulmanes juntos. A primera vista no hay nada fuera de lo común en el grupo de adolescentes sonrientes empujándose para conseguir sitio delante de la cámara de un móvil. Pero los selfies son actos de unidad en una nación golpeada por recientes estallidos mortales de violencia comunitaria y en una atmósfera viciada de incendiarios discursos del odio.

De cara a las elecciones
La meta es mostrar, especialmente a los jóvenes, que pueden vivir en paz y armonía, independientemente de raza, etnia o creencias religiosas. La campaña My friend empezó en Facebook hace unos días y ha alcanzado el éxito con más de 2.000 me gusta.
«A todo el mundo le gusta hacerse selfies a su manera, así que ¿por qué no lo usamos de una buena forma, para la mejora de la sociedad?», dijo Wai Wai Nu, miembro de la población musulmana rohinyá de Myanmar y uno de los cofundadores de la campaña. El grupo lanzó la campaña este verano con la esperanza de coger ímpetu antes de las elecciones del país en noviembre, cuando los nacionalistas budistas esperan continuar su discurso incendiario contra los rohinyá.
Aunque saben que les queda un largo camino por delante. Los 2.200 me gusta que su campaña ha conseguido en Facebook quedan empequeñecidos por los más 74.000 suscriptores que tiene la página web del monje budista radical Wirathu. Mientras el país se prepara para acudir a las urnas, los organizadores de la campaña esperan que su mensaje de amistad cobre fuerza.
Cada día reciben mensajes como el de Han Seht Lu, que colgó un mensaje mostrándole al lado de una mujer en hijab: «Yo soy budista y mi amiga es musulmana. Somos diferentes pero nos aceptamos el uno al otro porque la amistad no tiene límites».

Violencia en las calles, y en las redes
Desde el final del régimen militar, la tecnología móvil barata ha comenzado una revolución digital en el país, que sale de décadas de aislamiento. Muchos de los 1,3 musulmanes de Myanmar vive en campamentos en el estado de Rakine. El movimiento anti-rohinyá ha acusado a los musulmanes de intentar suplantar la tradición cultural budista. Disturbios entre los dos grupos mataron a más de 200 personas y desplazaron decenas de miles en 2012.
Los monjes budistas radicales han liderado la retórica anti-musulmana a través de manifestaciones públicas y en Internet, y estos sentimientos han tenido su espejo en propuestas de políticas que según muchos se dirigen a las minorías. El aluvión más reciente de protestas en Yangon y el estado occidental de Rakhine han sido en contra de la ayuda que se estaba ofreciendo a los inmigrantes rohinyá desesperados que habían sido encontrados a la deriva en botes en la bahía de Bengala. Muchos rohinyá buscaron escapar de la persecución en Myanmar entrando en Tailandia. Pero el Gobierno tailandés bloqueó el intento de éxodo, dejando aproximadamente 6.500 personas atrapadas en el mar.

En este momento, cerca de 140.000 personas desplazadas están viviendo en campos de refugiados. Según las autoridades birmanas, tiene que aceptar ser clasificados como bengalíes para obtener la ciudadanía, o permanecer en los campamentos, donde están privados de derechos básicos como la atención sanitaria, la educación y el trabajo.
El crecimiento exponencial en el acceso a Internet también ha visto florecer el discurso del odio en los medios sociales con muchas cuentas anónimas que reciben muchas visitas. El bloguero Nay Phone Latt está detrás del movimiento Panzagar, que sigue y denuncia el discurso del odio en lugares como Facebook. Dice que el Gobierno está haciendo poco para impedir que se difundan los contenidos incendiarios.

«Algunos grupos están intentando intencionadamente expandir el discurso del odio y prender la violencia», ha dicho, describiendo campañas sistemáticas de odio que están íntimamente entrelazadas con la política del país. El grupo My friend, que trabaja en Facebook y Twitter, decidió que usaría la misma tecnología para reducir las divisiones. Querían lanzar una campaña antes de las elecciones, temerosos de que la campaña electoral profundice las divisiones.
En Myanmar, la Iglesia católica ha alzado la voz varias veces en defensa de los rohinyá.