En su mensaje de Navidad, la madre Verónica pide no olvidarse de Dios

Madre Verónica pide que la Navidad sea «un despertar del olvido de Dios»

«El Dios encarnado ha tomado el puesto del pobre, del más débil para alzarlo», asegura la madre Verónica en su mensaje de Navidad

José Calderero de Aldecoa
La madre Verónico lee su mensaje de Navidad
La madre Verónica durante su mensaje de Navidad. Foto: Iesu Communio

Y hoy… ¿dónde está Dios? Es la pregunta que lanza en su mensaje de Navidad la madre Verónica, superiora de Iesu Communio. En la actualidad, «un virus colapsa los hospitales; se lleva por delante vidas humanas… Un microorganismo ha truncado las expectativas de desarrollo de los pueblos y ha sobredimensionado las colas del hambre».

En este contexto llega la Navidad, «a la que hemos casi asfixiado con abalorios llamativos para maquillar la profunda insatisfacción del corazón humano: luces, coles, músicas, bailes, bebidas y comidas, regalos innecesarios y, a veces, de mal gusto». Y en medio de todo ello, «ocultamos el mensaje del Niño de Belén que regala lo que el corazón desea y no se compra, porque es regalo de Dios».

Asimismo, la madre Verónica advierte de las «carencias de bien, de pan, de salud, de amor, de sentido» que afectan a muchas personas y cuyos «rostros gritan el deseo de una mirada compasiva que los levante, el anhelo de ser reconocidos como la criatura a la que su Creador ha amado por sí misma».

Ante esta realidad, la madre Verónica se pregunta «¿Dónde estás, Señor?» e inmediatamente responde: «“Os lo aseguro, cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis pequeños, a Mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40). El Dios encarnado ha tomado el puesto del pobre, del más débil para alzarlo. La vida eterna comienza ya en la caridad. Cada gota de amor, de bien gratuito tiene un valor infinito que no se puede medir: el Salvador se dio a Sí mismo por nosotros». La superiora concluye su mensaje deseando que la Navidad sea «un despertar del olvido de Dios y un reconducirnos a la memoria de Dios y a su promesa de vida abundante. «Feliz Navidad, os deseamos todo Bien; que la presencia del Dios Amor reine en vuestras vidas, en vuestros hogares».