Mariano Crociata: «No creo que haya una amenaza a la libertad religiosa en la UE» - Alfa y Omega

Mariano Crociata: «No creo que haya una amenaza a la libertad religiosa en la UE»

El nuevo presidente de COMECE asegura que la UE tiene la responsabilidad «de mirar más allá de sus propias fronteras y de sus intereses inmediatos para buscar el bien común»

Victoria Isabel Cardiel C.
Fue vicepresidente de COMECE durante cinco años. Foto. Cristian Gennari / Siciliani.

¿Cuáles son sus prioridades como presidente de COMECE?
Este es un cargo de continuidad; no debo tener en cuenta mis prioridades personales, sino las del organismo. Continuaremos con el diálogo activo con las instituciones. Además, es una exigencia por el bien de todos que la Unión Europea crezca en unidad. Cada paso difícil en esta dirección es cuestionado no solo en el mérito, sino también en la dificultad. Sobre todo, a la luz de la guerra en Ucrania, pero también con respecto al ámbito de la energía o las condiciones sociales de las personas vulnerables.

La Comisión Europea ha denunciado los abusos cometidos contra los migrantes en las fronteras del continente. ¿Cómo ve este desafío?
Con gran preocupación. Somos conscientes de que, por desgracia, cada vez mueren más personas en los trayectos para llegar a Europa y que también crece el número de personas que viven detenidas en centros donde las condiciones de vida son insoportables, con torturas, malos tratos de todo tipo y privaciones graves. Necesitamos instrumentos para crear una mayor unidad y solidaridad para abordar este tema. No se puede pensar simplemente en rechazar a las personas en las fronteras y dejarlas confinadas en campamentos. Hay que buscar una solución interviniendo a todos los niveles: en los países de origen, cambiando las formas de acogida y distribuyendo a estas personas equitativamente.

¿Los corredores humanitarios podrían ser la solución?
Desgraciadamente son todavía pocos. Debería haber más. Para nosotros, más allá de la fórmula técnica, que parece ser una de las más significativas, cualquier iniciativa humanitaria encaminada a reducir los riesgos que encaran los migrantes es siempre bienvenida. El drama es tan grande que requiere una mayor responsabilidad de los estados y, por tanto, de sus políticas migratorias. Deberían estar centradas en la solidaridad y permitir canales regulares apoyados por los distintos países, pero acordados y ordenados con base en los países de origen y de paso.

Finalmente, la Comisión Europea ha designado al diplomático belga Frans van Daele como nuevo enviado especial para la Promoción de la Libertad Religiosa ¿Qué prioridades cree que debería tener?
Mi predecesor, el cardenal Hollerich, renovó su llamamiento para que la comisión dotase a este cargo de los recursos adecuados para que pudiera desempeñar su tarea de la mejor manera posible. Hablaron también de la gravedad de la persecución por motivos religiosos que, desgraciadamente, se está produciendo en diversas partes del mundo. Espero reunirme pronto con él.

Bio

Hasta 2013 fue el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana. Tras cinco años como número dos de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), acaba de ser elegido presidente de este organismo. Es un experto en temas de diálogo interreligioso y ha escrito varios estudios sobre la teología de las religiones.

¿Le preocupa la libertad religiosa en la Unión Europea?
No creo que haya una amenaza formal o directa. En la UE nos movemos, por así decirlo, entre dos extremos: por un lado, el de la indiferencia que llega en ciertos casos a una especie de censura; se relega la religión a la esfera de lo privado y en el terreno de lo público se le resta presencia; por otro lado, se restringe, a veces sin querer hacerlo formalmente, esta libertad en las exigencias que se hacen a las religiones, que son limitadas en su expresión de los credos y de las prácticas religiosas. Tiene que haber atención y vigilancia.

¿En qué aspectos deberían centrarse las instituciones europeas para hacer frente al malestar en Europa?
Ya hay una preocupación tanto en la Comisión Europea como en el Parlamento europeos para hacer frente a las penurias económicas, que afrontan especialmente los segmentos más débiles; se debe promover la integración económica. La UE tiene la responsabilidad de mirar más allá de sus propias fronteras y de sus propios intereses inmediatos para buscar el bien común.

¿Cómo se conjugan los llamamientos a la paz del Papa con el apoyo a Ucrania por parte de la UE?
Ambas cuestiones están en perfecta armonía. La UE necesita estar más cohesionada y tener autoridad para lograr de los dos interlocutores principales la atención necesaria que suavice posturas y abra un camino de diálogo. No podemos olvidar que la paz se reclama según el criterio de la justicia, sin olvidar quién es el agresor y quién es el agredido.

Desgraciadamente, en Europa, en la cuestión de Ucrania el debate parece centrarse solo en el envío de armas.
Es una cuestión muy compleja, pero la actitud de Europa es hacer hincapié en la responsabilidad de cada una de las partes. Continuar con el conflicto solo provocará más muerte y sufrimiento. Reiteramos el camino de la paz, aunque en este momento, desgraciadamente, las únicas respuestas son los bombardeos.