María Teresa Pueyo: «Hay que ser exquisitos con la legalidad. Nos movemos en tierra hostil»
La Conferencia Episcopal Española ha organizado este viernes en Madrid el Iº Encuentro de Cumplimiento Normativo. Una de las ponentes es la directora de dicha materia en el arzobispado de Zaragoza
¿Qué es esto del cumplimiento normativo?
Hay que empezar diciendo que en 2010 se produjo en España una reforma del Código Penal. Aquel año se estableció por primera vez la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Es decir, a partir de esa fecha una entidad como un arzobispado o un obispado puede ser penalmente responsable de algunos delitos. En 2015 se produjo otra reforma del Código Penal en la que se explica que para que una persona jurídica pueda exonerarse o rebajar la responsabilidad penal, tiene que tener implementado un programa de cumplimiento normativo. Entonces, se trata de evaluar el riesgo que una entidad tiene de cometer delitos solamente por existir y de implementar medidas para mitigar esa posible responsabilidad. Eso es el cumplimiento normativo, que se concreta en medidas como que ya no se aceptan pagos en metálico de más de 1.000 euros porque lo prohíbe la ley de blanqueo de capitales, y muchas otras cosas más.
¿Qué nivel de implementación tiene en la Iglesia? ¿Todas las diócesis cuentan ya con una oficina de estas características?
No, creo que no, aunque hay que dejar claro que no es obligatorio, puesto que no hay prevista una sanción por no tenerla. Pero es muy recomendable. Todo esto empezó para la Iglesia de España en 2021. En una de las Asambleas Plenarias de aquel año Diego Zalbidea, que es profesor de Derecho Patrimonial Canónico de la Universidad de Pamplona, dio una charla a todos los obispos sobre la importancia de este asunto. Fue como el pistoletazo de salida. En Zaragoza, lo primero que hicimos fue formarnos. Cuando el arzobispo me encargó este asunto, me presenté al examen de la Asociación Española de Compliance [término inglés con el que se conoce al cumplimiento normativo] para sacarme el título de compliance officer. Es una prueba muy dura. A partir de ahí, se creó el Órgano de Cumplimiento Normativo, formado por el vicario general, otros dos vicarios y yo como responsable, y encargamos a una empresa externa una evaluación de nuestros riesgos y una propuesta de medidas. En estos momentos, nos encontramos analizando este informe para poder elaborar el programa de cumplimiento normativo de la diócesis, que tiene que ser aprobado por el consejo episcopal.
¿Ha influido la preocupación del Papa en este ámbito para su desarrollo en la Iglesia española?
Desde luego. Francisco lleva mucho tiempo insistiendo en ello. Es un tema del que, además, se habla en las conclusiones del Sínodo. A partir del punto 95 se incide en los procedimientos de gestión económica diocesana, que van alineados con la política de compliance y que subrayan la importancia de poner especial celo en ser absolutamente respetuosos con el cumplimiento normativo.
10:00 h. Apertura del encuentro por parte del presidente de la Conferencia Episcopal.
10:15 h. Primera mesa redonda con los responsables de Cumplimiento Normativo de la CEE.
11:15 h. Ponencia sobre Nuevas obligaciones en los modelos de gobernanza de la Iglesia católica, impartida por el profesor Juan J. Munguira.
12:00 h. Segunda mesa redonda sobre Experiencias de adopción de los sistemas de cumplimiento normativo en las diócesis y otras instituciones de la Iglesia. Interviene María Teresa Pueyo.
¿Todo esto choca, de alguna forma, con la figura del voluntario, tan presente tradicionalmente en la Iglesia?
Claro que choca, pero en esto hemos mejorado mucho en los últimos años. La evolución ha sido grande. Antes, muchas cosas se hacían tirando de voluntarios, apelando a ese buenismo mal entendido. Era una mentalidad que se daba también a nivel social, pero las cosas ya no son así. Aquí en Zaragoza, por ejemplo, se está insistiendo en que todos los voluntarios de las parroquias o de la curia tengan su contrato de voluntariado en el que se especifican sus obligaciones, se paga un seguro de responsabilidad civil por ellos, etc. Al final, el cumplimiento normativo ha provocado la profesionalización del voluntariado. Y no solo, sino también de toda la gestión diocesana. Hay que tener en cuenta que hay cosas que, si las queremos hacer bien, no va a ser posible que las hagamos con voluntarios. No somos una empresa, pero tenemos que tener procedimientos y maneras de trabajar profesionales y adecuadas al marco legislativo. Además, hay que ser conscientes de que en la Iglesia nos movemos en tierra hostil, por lo que hay que ser exquisitos con la legalidad. Está en nuestro ADN, como Iglesia y en el mensaje de Jesús, el hacer las cosas correctamente.
¿El compliance puede ayudar en los casos de abusos?
Sí, pero es verdad que en este asunto vamos por delante. No partimos de cero. Hay muchas cosas que, aunque no las hemos formateado todavía como programa de compliance, en realidad son ya protocolos y procedimientos de prevención. Por ejemplo, todas las diócesis tenemos una oficina de prevención de abusos de menores. Eso ya es de alguna manera compliance, entendido como prevención de riesgos penales.