Madrid despide a Antonio Astillero, clave en la historia de la catedral de la Almudena - Alfa y Omega

Madrid despide a Antonio Astillero, clave en la historia de la catedral de la Almudena

El cardenal Osoro recalcó en la Misa funeral «su compromiso intachable al servicio de la Iglesia»

Rodrigo Pinedo
Osoro en el funeral. Foto: Begoña Aragoneses.

El miércoles 13 de julio falleció en el Hospital La Milagrosa de Madrid Antonio Astillero, un sacerdote fundamental en la historia de la catedral de la Almudena y muy querido en la archidiócesis.

Nacido el 29 de junio de 1927 en Daimiel (Ciudad Real), fue ordenado sacerdote en 1952 en el Congreso Eucarístico de Barcelona. Sus primeros pasos en la capital fueron como párroco de San Pedro Apóstol, de Fuente del Fresno (1952-1954), como capellán de las Clarisas Descalzas Reales (1954-1965) y, después, como primer párroco de Nuestra Señora de las Delicias (1965-1985). En tiempos del cardenal Ángel Suquía fue vicario de la Vicaría VII (1985-1995) y, después, con el cardenal Antonio María Rouco Varela, se puso al frente de la Vicaría de Actos Públicos (1995-2012). Desde esos cargos fue clave en las visitas del Papa san Juan Pablo II a Madrid.

A raíz de esas experiencias no es de extrañar que fuera elegido presidente de la Junta Técnica para la Terminación de las Obras de la catedral, canónigo de la misma desde 1995 y deán (1996-2012). Además, entre 1995 y 2016 fue párroco de la cripta de la Almudena, donde la semana pasada tuvieron lugar el velatorio, una Misa funeral presidida por el cardenal Carlos Osoro y el posterior entierro en la sepultura familiar.

El actual arzobispo de Madrid destacó durante su homilía el «compromiso intachable al servicio de la Iglesia» de un hombre que «dejó complicarse la vida», que «nunca ha mirado para sí mismo», sino más bien «al anuncio de Nuestro Señor». Y definió al sacerdote con unas palabras que el propio Astillero utilizó en una de sus últimas intervenciones en los micrófonos de COPE: «Todo lo que he hecho ha sido con mucho amor y entrega al Señor, siempre para alabanza de su gloria, no de los demás; no mía, sino suya».

Esta entrega lo llevó a ser, entre otros reconocimientos, protonotario apostólico de Su Santidad o hijo predilecto de Daimiel y a recibir la Medalla al Mérito Social concedida por el Ayuntamiento de Madrid.