Louis Rafael I Sako, nuevo Patriarca de Babilonia de los Caldeos. Prioridad, el regreso de los cristianos a Irak - Alfa y Omega

Louis Rafael I Sako, nuevo Patriarca de Babilonia de los Caldeos. Prioridad, el regreso de los cristianos a Irak

«Que el Pastor bueno y eterno le sostenga en la fe de los padres y otorgue el ardor de los mártires», le ha deseado Benedicto XVI al nuevo Patriarca de Babilonia de los Caldeos, con sede en Bagdad, el hasta ahora arzobispo de Kirkuk, monseñor Louis Sako. El nuevo Patriarca se propone trabajar por el regreso de los cristianos a Irak, y quiere que la Iglesia caldea sea fermento de unidad en un país desgarrado por luchas sectarias y fratricidas

Ricardo Benjumea
Benedicto XVI saluda a monseñor Louis Sako.

Antes de la invasión norteamericana, en 2003, vivían un millón de cristianos en Irak. Hoy no llegan a la mitad. Los asesinatos y secuestros han hecho que muchos hayan huido, sangría que —según la ONU— se intensificó especialmente tras el atentado contra la catedral de Bagdad, en 2010.

El nuevo Patriarca de los Caldeos, de rito oriental que celebra la Eucaristía en arameo, y al que pertenecen la mayor parte de los cristianos de Irak, sabe que afronta un gran reto. En declaraciones hechas el viernes a la agencia AsiaNews, monseñor Sako —ahora ya Su Beatitud Louis Rafael I Sako— dijo que espera ver el regreso de los cristianos, pero que, para ello, «debemos preparar el terreno». Y añade: «Tenemos que reconstruir la Iglesia caldea, que ha sufrido mucho en los últimos 10 años». No se trata sólo del futuro de los cristianos. El nuevo Patriarca está convencido de que la Iglesia caldea puede y debe jugar un papel central en la contribución a la unidad entre todos los cristianos de Irak y a la de la propia nación. «Somos un grupo pequeño, pero queremos ser una semilla de esperanza para todo el mundo», afirma.

No es simple retórica. Con monseñor Sako, la Iglesia ha sido un referente de concordia en la ciudad de Kirkuk, rica en petróleo, disputada por el norte autónomo kurdo y la región de Bagdad. Las distintas partes —árabes, kurdos y turcomanos— han acudido repetidas veces al obispo como mediador, mientras el anunciado referéndum sobre el estatus de la ciudad se aplazaba sine die. A monseñor Sako se debe también la llegada de la comunidad monástica de Al-Khalil, procedente de Deir Mar Moussa (Siria), cuyo carisma es el diálogo con el Islam. Además, el pasado 20 de enero, la diócesis inauguró un centro socio-cultural para fomentar la convivencia entre todas las comunidades. El complejo cuenta con un jardín de infancia, una escuela primaria, un centro deportivo y un espacio donde se celebrarán diversos encuentros y conferencias.

Poco antes de su elección, al asistir al cónclave caldeo que debía elegir, en Roma, al sucesor del cardenal Emmanuel III Delly, de 85 años, monseñor Sako pedía gestos concretos de la Iglesia a los cristianos de Oriente Medio. «Dicen que el cristianismo ha florecido aquí, y que nuestra presencia es importante, pero nunca se dice lo que hace posible que sea posible vivir en la esperanza», afirmaba.

El Sínodo arrancaba el lunes de la pasada semana, con la participación de 15 obispos (siete de Irak, dos de Estados Unidos, dos de Irán y uno de Siria), presididos por el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales. En la tarde del jueves, el arzobispo de Kirkuk superaba la mayoría de los dos tercios necesarios. La elección se conocía a mediodía del viernes, y poco después, el Papa daba su confirmación, al otorgar a monseñor Sako la preceptiva confirmación eclesiástica.

El nuevo Patriarca nació en el norte de Irak, el 4 de julio de 1948. Estudió en el seminario de Mosul, y prosiguió sus estudios en Roma, donde se doctoró en Estudios Cristianos Orientales en el Pontificio Instituto Oriental, y se licenció en Estudios Islámicos en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos. También es doctor en Historia por la Universidad de La Sorbona, de París, y habla varios idiomas: arameo, árabe, italiano, francés, inglés y alemán. Como curiosidad, monseñor Sako ha anunciado que no llevará el tradicional tocado redondo de los Patriarcas caldeos, el shash, ya que —afirma— prefiere «algo más discreto».